Página 29 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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La inspiración de los escritores proféticos
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los escribientes de Dios, no su pluma. Considerad a los diferentes
escritores.
No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres
son los que fueron inspirados. La inspiración no obra en las palabras
del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que
está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo.
Pero las palabras reciben la impresión de la mente individual. La
mente divina es difundida. La mente y voluntad divinas se combinan
con la mente y voluntad humanas. De ese modo, las declaraciones
del hombre son la palabra de Dios (
Manuscrito 24, 1886
. Escrito en
Europa en 1886).
Unidad en la diversidad
Hay variedad en un árbol. Difícilmente hay dos hojas iguales.
Sin embargo, esa variedad acrecienta la perfección del árbol como
un todo.
Acerca de nuestra Biblia podríamos preguntar: ¿Por qué se ne-
cesita de Mateo, Marcos, Lucas y Juan en los Evangelios, por qué
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necesitan tratar las mismas cosas los Hechos de los Apóstoles y los
diversos autores de las epístolas?
El Señor dio su Palabra justamente en la forma en que quería que
viniera. La dio mediante diferentes autores, cada uno con su propia
individualidad, aunque trataron el mismo relato. Sus testimonios
se reúnen en un Libro y son como los testimonios en una reunión
social
No representan las cosas justamente en el mismo estilo.
Cada uno tiene su propia experiencia, y esta diversidad amplía y
profundiza el conocimiento que es presentado para suplir las necesi-
dades de diversas mentes. Los pensamientos expresados no tienen
una uniformidad establecida, como si hubieran sido vertidos en un
molde de hierro, haciendo monótono el oírlos. En una uniformidad
tal, habría una pérdida de gracia y de belleza peculiar...
El Creador de todas las ideas puede impresionar a diferentes
mentes con el mismo pensamiento, pero cada una puede expresarlo
de una manera diferente, y sin embargo sin contradicción. El hecho
de que existan esas diferencias no debiera dejarnos perplejos o con-
fundidos. Es muy raro que dos personas vean y expresen la verdad
Una forma de llamar en aquel tiempo a una reunión de oración.