Página 57 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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La redacción y distribución de los Testimonios para la iglesia
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obra. Después examinábamos juntos el asunto. Mi esposo corregía
los errores gramaticales y eliminaba repeticiones inútiles. Eso era
cuidadosamente copiado para las personas a quienes iba dirigido, o
para el impresor.
A medida que creció la obra, otros me ayudaron en la preparación
del material para su publicación. Después de la muerte de mi esposo,
se me unieron fieles ayudantes, los que trabajaron infatigablemente
en la obra de copiar los testimonios y preparar artículos para su
publicación.
Pero no son verdaderos los informes que han circulado, que se
permitía a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el
sentido de los mensajes que escribo.
Mientras estuvimos en Australia, el Señor me instruyó que W. C.
Whit
debía ser aliviado de las muchas responsabilidades que los
hermanos ponían sobre él para que pudiera ayudar más libremente
en la obra que el Señor me había confiado. La promesa había sido
dada: “Pondré mi Espíritu sobre él y le daré sabiduría”.
Desde que volví a Norteamérica, he recibido varias veces la
instrucción de que el Señor me ha dado a W. C. White como mi
ayudante y que en esa obra el Señor le dará de su Espíritu.
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El tiempo y la forma adecuados de presentación
Se requiere mucha sabiduría y sano juicio, vivificados por el
Espíritu de Dios, para conocer el tiempo adecuado y la manera de
presentar la instrucción que ha sido dada. Cuando las mentes de las
personas reprochadas están bajo la influencia de un fuerte engaño,
naturalmente resisten el testimonio, y habiendo asumido una actitud
de resistencia, es difícil que después reconozcan que han estado
equivocadas.
En los primeros días de esta causa, si algunos de los hermanos
dirigentes se hallaban presentes cuando se recibían mensajes del
Señor, consultábamos con ellos en cuanto a la mejor manera de
presentar la instrucción delante de los hermanos. A veces se decidía
que era mejor no leer ciertas porciones delante de una congregación.
A veces, aquellos cuya conducta era reprochada pedían que los
Uno de los hijos de la Hna. White.