Página 152 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Conformidad con el mundo
Se me mostró la conformidad con el mundo que tenían algunos
profesos observadores del sábado. Vi que era una desgracia para su
profesión de fe, una desgracia para la causa de Dios. Con ello niegan
su profesión. Piensan que no son como el mundo, pero se parecen
tanto a los mundanos en vestido, en conversación y en acciones,
que no existe distinción entre ellos. Los vi adornando sus pobres
cuerpos mortales que en cualquier momento pueden ser tocados
por el dedo de Dios y yacer sobre el lecho de angustia. Y luego, al
aproximarse a su última etapa, les sobreviene una angustia mortal, y
su gran pregunta es: “¿Estoy preparado para morir? ¿Preparado para
aparecer ante Dios en el juicio y pasar la gran prueba?” Preguntadles
cómo se sienten al adornar su cuerpo, y si saben lo que significa
estar preparados para presentarse delante de Dios, y ellos os dirán
que si pudieran retroceder en el tiempo y vivir nuevamente el pasa-
do, corregirían sus vidas, eliminarían las necedades del mundo, su
vanidad y orgullo, y adornarían sus cuerpos con vestidos sencillos, y
darían un ejemplo para todos los que viven a su alrededor. Vivirían
para dar gloria a Dios.
¿Por qué es tan difícil llevar una vida de abnegación y humildad?
Porque los cristianos profesos no han muerto al mundo. Es fácil vivir
así una vez que hemos muerto. Pero muchos anhelan los puerros y
las cebollas de Egipto. Tienen la disposición a vestirse y actuar en
forma tan parecida al mundo como sea posible, y al mismo tiempo
esperan ir al cielo. Esas personas tal vez esperan subir por otra parte,
pero no entrarán por la puerta estrecha y el camino angosto.
Se me mostró el grupo que había asistido a la conferencia. El
ángel dijo: “Algunos serán alimento para los gusanos
algunos
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Clarissa M. BonfoeyLa Hna. Clarissa M. Bonfoey, quien durmió en Jesús tres días
después que se dio esta visión, a pesar de sentirse bien entonces, quedó muy impresionada
con la idea de que ella sería una de las que irían a la tumba, y compartió su convicción
con otros.
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