Página 109 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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El amor entre los hermano
La vida es una disciplina. Mientras estuviere en el mundo, el
creyente arrostrará influencias adversas. Habrá provocaciones que
prueben su genio; y es afrontándolas con el espíritu debido como se
desarrollan las gracias cristianas. Si se soportan mansamente injurias
e insultos, si se responde a ellos con contestaciones amables, y a
los actos de opresión con la bondad, se dan evidencias de que el
Espíritu de Cristo mora en el corazón, y de que fluye la savia de la
Vid viviente por los pámpanos. En esta vida estamos en la escuela
de Cristo, donde hemos de aprender a ser mansos y humildes de
corazón; en el día del ajuste final de cuentas veremos que todos
los obstáculos que encontramos, todas las penurias y molestias que
fuimos llamados a soportar, eran lecciones prácticas en la aplicación
de los principios de la vida cristiana. Si se soportan bien, desarrollan
en el carácter virtudes como las de Cristo, y distinguen al cristiano
del mundano.
Debemos alcanzar una alta norma si queremos ser hijos de Dios,
nobles, puros, santos y sin mancha; la poda es necesaria si queremos
alcanzar esta norma. ¿Cómo se lograría esta poda si no hubiese
dificultades que arrostrar, ni obstáculos que superar, ni nada que
exigiese paciencia y tolerancia? Estas pruebas no son las bendiciones
más pequeñas de nuestra vida. Están destinadas a inspirarnos la
resolución de obtener éxito. Debemos emplearlas como medios
divinos para ganar victorias decisivas sobre nosotros mismos, en vez
de permitir que nos estorben, opriman y destruyan.
El carácter será probado. Cristo se revelará en nosotros si somos
verdaderamente pámpanos de la Vid viviente. Seremos pacientes,
bondadosos y tolerantes, alegres en medio de las inquietudes e irrita-
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ciones. Día tras día y año tras año, venceremos al yo, y creceremos
en un noble heroísmo. Esta es la tarea que nos ha sido dada; pero no
puede realizarse sin ayuda continua de Jesús, decisión resuelta, pro-
pósito inquebrantable, vigilancia continua y oración incesante. Cada
Testimonios para la Iglesia 5:344-348 (1885)
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