Página 161 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

Basic HTML Version

La iglesia es la luz del mundo
157
Es ya muy tarde
Hermanos y hermanas, despertad, os ruego, del sueño mortal. Es
demasiado tarde para dedicar la fuerza del cerebro, de los huesos
y de los músculos a servir al yo. No permitáis que el último día os
halle privados del tesoro celestial. Tratad de fomentar los triunfos
de la cruz, de iluminar las almas, de trabajar por la salvación de
vuestros semejantes, y vuestra obra soportará la prueba del fuego.
“Si permaneciere la obra de alguno, ... recibirá recompensa.”
1
Corintios 3:14
. Gloriosa será la recompensa concedida cuando los
obreros fieles sean congregados en derredor del trono de Dios y el
Cordero. Cuando Juan, en su estado mortal, contempló la gloria de
Dios, cayó como muerto; no pudo soportar esa visión. Cuando lo
mortal se haya vestido de inmortalidad, los redimidos serán como
Jesús, porque le verán tal cual es. Estarán delante del trono, lo cual
significa que habrán sido aceptados. Todos sus pecados habrán sido
borrados, todas sus transgresiones, disipadas. Entonces podrán mirar
sin velo la gloria del trono de Dios. Habrán sido participantes con
Cristo en sus sufrimientos, habrán trabajado juntamente con él en
[169]
el plan de la redención, y habrán de participar con él en el gozo de
contemplar las almas salvadas por su medio para que alaben a Dios
durante toda la eternidad.
* * * * *
El tercer ángel, que vuela por en medio del cielo, y proclama los
mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús, representa nuestra
obra. El mensaje no pierde fuerza mientras el ángel vuela hacia
adelante; porque Juan lo ve aumentar en fortaleza y poder hasta que
toda la tierra está iluminada con su gloria. El pueblo que guarda los
mandamientos de Dios va hacia adelante, siempre hacia adelante.
El mensaje de verdad que proclamamos debe ir a toda nación, len-
gua y pueblo. Pronto se proclamará con fuerte voz, y la tierra será
iluminada con su gloria. ¿Nos estamos preparando para este gran
derramamiento del Espíritu de Dios
* * * * *
Testimonios para la Iglesia 5:383 (1885)
.