Página 230 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
Cristo no se avergüence de llamarlos hermanos. Elevad la norma,
y la bendición celestial será pronunciada sobre vosotros en aquel
día en que cada uno recibirá según las acciones hechas en el cuerpo.
Los que trabajan para Dios deben vivir como a su vista, y estar
constantemente desarrollándose en carácter, en verdadera virtud y
piedad. Su mente y corazón deben estar tan cabalmente dominados
por el Espíritu de Cristo, y tan embargados por la solemnidad del
mensaje sagrado que tienen que llevar, que todo pensamiento, ac-
ción y motivo estarán muy por encima de lo terrenal y sensual. Su
felicidad no consistirá en las complacencias prohibidas y egoístas,
sino en Jesús y su amor.
Mi oración es: “¡Oh Señor, unge los ojos de tu pueblo, para que
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discierna entre el pecado y la santidad, entre la contaminación y la
justicia, y salga al fin vencedor!”
* * * * *
En la batalla con las corrupciones interiores y las tentaciones
exteriores, aun el sabio y poderoso Salomón fué vencido. No es
conducta segura permitirse la menor desviación de la integridad más
estricta. “Apartaos de toda apariencia de mal.”
1 Tesalonicenses 5:22
(VBC)
. Cuando una mujer relata sus dificultades de familia, o se
queja de su esposo a otro hombre, viola sus votos matrimoniales;
deshonra a su esposo y quebranta la muralla erigida para preservar
la santidad de la relación matrimonial; abre de par en par la puerta
e invita a Satanás a entrar con sus tentaciones insidiosas. Esto es
precisamente cómo Satanás quiere que sea. Si una mujer acude a
un hermano cristiano a relatarle sus desgracias, sus desilusiones
y sus pruebas, él debe siempre aconsejarle que, si ha de confiar
sus dificultades a alguien, elija hermanas como sus confidentes, y
entonces no habrá apariencia de mal que pueda hacer sufrir oprobio
a la causa de Dios
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Testimonios para la Iglesia 2:306 (1869)
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