Página 351 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Los congresos
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Debe proveerse tiempo para el escudriñamiento del corazón y la
cultura del alma. Cuando la mente se dedica a asuntos de negocios,
habrá necesariamente falta de poder espiritual. La piedad personal,
la verdadera fe y la santidad del corazón deben tenerse presentes,
para que los hermanos comprendan su importancia.
Debe manifestarse el poder de Dios en nuestros congresos, o no
podremos prevalecer contra el enemigo de las almas. Cristo dice:
“Sin mí, nada podéis hacer.”
Juan 15:5
.
A los que se reúnen en los congresos debe inculcárseles el he-
cho de que el propósito de las reuniones es obtener una experiencia
cristiana superior, progresar en el conocimiento de Dios, fortale-
cerse con vigor espiritual; y a menos que comprendamos esto, las
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reuniones serán infructuosas para nosotros.
* * * * *
Ninguna influencia puede ser tan perjudicial para un congreso o
cualquier otra reunión de culto religioso, como las muchas visitas y
la conversación negligente. Con frecuencia, hombres y mujeres se
reúnen en grupos y entablan conversación sobre asuntos comunes
que no se relacionan con la reunión. Algunos han traído sus fincas
consigo, otros han traído sus casas, y hacen sus planes para edificar.
Algunos disecan el carácter de otros, y no tienen tiempo ni dispo-
sición para escudriñar su propio corazón, descubrir los defectos de
su propio carácter, para que puedan corregir sus faltas y alcanzar la
santidad en el temor de Dios.
Si todos los que profesan seguir a Cristo aprovechasen el tiempo
mientras están libres de reuniones para conversar de la verdad, espa-
ciarse en la experiencia cristiana, escudriñar su propio corazón y en
ferviente oración a Dios suplicar su bendición, se realizaría una obra
mucho mayor de la que se ha visto hasta aquí. Los incrédulos que
acusan falsamente a los que creen la verdad, quedarían convencidos
por causa de su “buena conversación en Cristo.”
1 Pedro 3:16
. Nues-
tras palabras y acciones son el fruto que llevamos; “por sus frutos
los conoceréis.”
Mateo 7:16
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Testimonios para la Iglesia 2:597, 598 (1871)
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