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Mente, Carácter y Personalidad 2
Seamos rectos
En nuestro trato, doquiera estemos, debemos ser perfectamente
rectos. No nos podemos permitir el quebrantar uno solo de los man-
damientos de Dios para obtener una ganancia mundanal. ¿Quiénes
somos nosotros? Cristo le dijo a sus discípulos: “Vosotros sois la sal
de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los
hombres”.
Mateo 5:13
.—
Manuscrito 50, 1904
.
La honestidad es esencial
En todos los detalles de la vida deben mantenerse los más es-
trictos principios de honestidad. Estos no son los principios que
gobiernan nuestro mundo, porque Satanás—engañador, mentiroso
y opresor—es el amo, y sus súbditos lo siguen y llevan a cabo sus
propósitos. Pero los cristianos sirven bajo un Amo diferente, y sus
acciones deben ser llevadas a cabo en Dios, sin tomar en cuenta para
nada la ganancia egoísta.
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La desviación de la perfecta limpieza en las transacciones co-
merciales puede ser poca cosa según algunos, pero nuestro Salvador
no lo consideró así. Sus palabras en relación con esto son claras y
explícitas: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel”.
Lucas 16:10
. Si alguien se aprovecha de su vecino en cosas de poca
monta, se aprovechará en mayor medida cuando se le presente la
tentación. Un falso testimonio en un asunto de poca importancia es
tan deshonesto a la vista de Dios como una falsedad en algo mucho
más importante.
En el mundo cristiano de la actualidad se práctica el fraude en
una medida alarmante. El pueblo que guarda los mandamientos
de Dios debe demostrar que está por encima de estas cosas. Las
prácticas deshonestas, que malogran los tratos del hombre con sus
semejantes, nunca deberían ser llevadas a cabo por alguien que
profesa creer la verdad presente. El pueblo de Dios le causa un gran
daño a la verdad cuando se aparta en lo más mínimo de la integridad.
Puede ser que la apariencia de alguien no sea muy agradable;
puede ser que sea deficiente en muchos sentidos, pero si tiene la
reputación de ser recto y honesto, se lo respetará. La estricta integri-