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Capítulo 49—El pesar
Quebrantan las fuerzas vitales
Las penas, la ansiedad, el descontento, el remordimiento, el sen-
timiento de culpabilidad y la desconfianza menoscaban las fuerzas
vitales y llevan al decaimiento y a la muerte [...]. El valor, la es-
peranza, la fe, la bondad y el amor fomentan la salud y alargan la
vida.—
El Ministerio de Curación, 185 (1905)
.
Impide la circulación
El pesar disminuye la circulación en los vasos sanguíneos y
los nervios, y también retarda la acción del hígado. Obstaculiza el
proceso de la digestión y la nutrición, y tiene la tendencia de secar
la médula [sustancia interior] de todo el organismo.—
Carta 1, 1883
.
No pueden remediar ni un solo mal
Si bien el pesar y la ansiedad no pueden remediar un solo mal,
pueden causar mucho daño; pero la alegría y la esperanza, mien-
tras iluminan la senda de los demás, “son vida para los que las
hallan, y medicina para todo su cuerpo”.
Proverbios 4:22
.—
El hogar
adventista, 391 (1885)
.
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Se ha hecho provisión para cada circunstancia
No hemos de consentir en que el futuro, con sus dificultosos pro-
blemas y sus perspectivas nada halagüeñas, nos debilite el corazón,
haga flaquear nuestras rodillas y nos corte los brazos. “Echen mano
[...] de mi fortaleza—dice el Poderoso—, y hagan paz conmigo.
¡Sí, que hagan paz conmigo!”.
Isaías 27:5 (VM)
. Los que dedican
su vida a ser dirigidos por Dios y a servirle, no se verán jamás en
situación para la cual él no haya provisto el remedio. Cualquiera sea
nuestra condición, si somos hacedores de su Palabra, tenemos un
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