148
Mente, Carácter y Personalidad 2
de continuo esperan algún mal terrible.—
Joyas de los Testimonios
1:178 (1867)
.
El temor no alivia el alma
Debemos tener una clara comprensión del evangelio. La vida
religiosa no es sombría ni triste, sino llena de paz y gozo, rodeada
de una dignidad como la de Cristo y de una santa solemnidad.
Nuestro Salvador no nos estimula a que abriguemos dudas, temores
y presentimientos perturbadores; estos sentimientos no proporcionan
alivio al alma, y por lo tanto tienen que ser rechazados, y de ninguna
manera encomiados. Podemos disfrutar de un gozo inefable y estar
llenos de gloria.—
El Evangelismo, 135 (1888)
.
La fe aumenta en el conflicto con la duda y el temor
El Señor con frecuencia nos pone en situaciones difíciles para
impulsarnos a realizar un esfuerzo mayor. En su providencia a ve-
ces ocurren dificultades especiales para probar nuestra paciencia y
nuestra fe. Dios nos da lecciones de confianza. Nos enseña dónde
buscar ayuda y fortaleza en momentos de necesidad. De ese modo
obtenemos un conocimiento práctico de su voluntad divina, que tan-
to necesitamos en la experiencia de nuestra vida. La fe aumenta en
poder en el conflicto ferviente con la duda y el temor.—
Testimonies
for the Church 4:116, 117 (1876)
.
El temor revela incredulidad
Así como Jesús confiaba por la fe en el cuidado del Padre, así
también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salva-
dor. Si los discípulos hubieran confiado en él, habrían sido guardados
en paz. Su temor en el tiempo de peligro reveló su incredulidad. En
sus esfuerzos por salvarse a sí mismos, se olvidaron de Jesús; y úni-
camente cuando desesperando de lo que podían hacer, se volvieron
a él, pudo ayudarles.
¡Cuán a menudo experimentamos nosotros lo que experimen-
taron los discípulos! Cuando las tempestades de la tentación nos
rodean y fulguran los fieros rayos y las olas nos cubren, batallamos
solos con la tempestad, olvidándonos de que hay Uno que puede
[124]