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Mente, Carácter y Personalidad 2
promesas. Cuando acudimos a él con fe, debemos creer que toda
petición penetra hasta el corazón de Cristo. Cuando hemos pedido su
bendición, hemos de creer que la recibiremos, y agradecerle que la
tenemos. Luego hemos de atender a nuestros deberes, confiando en
que la bendición será enviada cuando más la necesitemos. Cuando
aprendamos a hacer esto, sabremos que nuestras oraciones reciben
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contestación. Dios obrará por nosotros “mucho más abundantemen-
te de lo que pedimos”, “conforme a las riquezas de su gloria”, y
por “la acción de su fuerza poderosa”.
Efesios 3:20, 1
.—
Obreros
Evangélicos, 275, 276 (1915)
.
La liberación de la culpa libera de los miedos
Tanto Aarón como el pueblo se apartaron de Moisés, “y tuvieron
miedo de acercarse a él”.
Éxodo 34:30
. Viendo su terror y confusión,
pero ignorando la causa, los instó a que se acercaran. Les traía la
promesa de la reconciliación con Dios, y la seguridad de haber sido
restituidos a su favor. En su voz no percibieron otra cosa que amor y
súplica, y por fin uno de ellos se aventuró a acercarse a él. Demasiado
temeroso para hablar, señaló en silencio el semblante de Moisés y
luego hacia el cielo. El gran jefe comprendió. Conscientes de su
culpa, sintiéndose todavía objeto del desagrado divino, no podían
soportar la luz celestial, que si hubieran obedecido a Dios, los habría
llenado de gozo. En la culpabilidad hay temor. En cambio, el alma
libre de pecado no quiere apartarse de la luz del cielo.—
Historia de
los Patriarcas y Profetas, 340, 341 (1890)
.
Qué hacer cuando tenemos miedo
Solamente la sensación de la presencia de Dios puede desvanecer
el temor que, para el niño tímido, haría de la vida una carga. Grabe
él en su memoria la promesa: “El ángel de Jehová acampa alrededor
de los que le temen y los defiende”.
Salmos 34:7
. Lea la maravillosa
historia de Eliseo cuando estaba en la ciudad de la montaña y había
entre él y el ejército de enemigos armados un círculo poderoso de
ángeles celestiales. Lea cómo se le apareció el ángel de Dios a Pedro
cuando estaba en la prisión, condenado a muerte; cómo lo libertó,