El miedo y los temores
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pasando por entre los guardianes armados y las macizas puertas de
hierro con sus cerrojos y barrotes.
Lea acerca de la escena desarrollada en el mar, cuando Pablo,
el prisionero, en viaje al lugar donde iba a ser juzgado y ejecutado,
dirigió a los soldados y marineros náufragos, abatidos por el cansan-
cio, la falta de sueño y el hambre, estas grandes palabras de valor
y esperanza: “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no
habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros [...], pues esta noche ha
estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, y me
ha dicho: “Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante Cé-
sar; además, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo””.
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Con fe en esta promesa, Pablo aseguró a sus compañeros: “Pues ni
aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá”. Así
ocurrió. Por el hecho de estar en ese barco un hombre por medio del
cual Dios podía obrar, todo el contingente de soldados y marineros
paganos se salvó. “Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a
tierra”.
Hechos 27:22-24, 34, 44
.—
La Educación, 255, 256 (1903)
.
Los tratos de Dios son claros
Pero al mismo tiempo no quiere que nos engañemos. Él no nos
dice: “No temas; no hay peligro en tu camino”. Él sabe que hay
pruebas y peligros, y nos lo ha manifestado abiertamente. Él no
ofrece quitar a su pueblo de en medio de este mundo de pecado y
maldad, sino que le presenta un refugio que nunca falla. Su oración
por los discípulos fue: “No ruego que los quites del mundo, sino que
los guardes del mal”. “En el mundo—dice—tendréis aflicción, pero
confiad, yo he vencido al mundo”.
Juan 17:15
;
16:33
.—
El Camino
a Cristo, 124 (1892)
.
Apartemos la vista del yo
Aparte su vista de sí mismo y mire a Jesús. Usted puede recono-
cer que es pecador, y al mismo tiempo es privilegio suyo aceptar a
Cristo como su Salvador. Él no vino a llamar justos sino pecadores
al arrepentimiento. Satanás le presentará a la mente humana difi-
cultades y sugerencias para debilitar la fe y destruir el valor. Tiene
muchísimas tentaciones que pueden acudir en tropel a la mente, una