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Mente, Carácter y Personalidad 2
Hay que disciplinar la mente y el corazón
Los niños a quienes se les permite que hagan lo que les da la
gana, no son felices. El corazón no subyugado no posee en sí mismo
los elementos del reposo y el contentamiento. Hay que disciplinar la
mente y el corazón, y someterlos a una restricción adecuada, para
que el carácter armonice con las sabias leyes que gobiernan nuestro
ser. La inquietud y el descontento son los frutos de la complacencia y
el egoísmo. El suelo del corazón, como el de un jardín, producirá ma-
lezas y espinas, a menos que se siembren en él semillas de preciosas
flores, y que estas reciban cuidado y cultivo. Lo mismo que ocurre
en la naturaleza visible, acontece en el alma humana.—
Testimonies
for the Church 4:202, 203 (1876)
.
Los hábitos formados en la juventud marcan el curso de la
vida
Cada joven determina la historia de su vida por los pensamien-
tos y sentimientos acariciados en sus primeros años. Los hábitos
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correctos, virtuosos y firmes, formados en la juventud, se conver-
tirán en parte del carácter y, por regla general, señalarán el curso
del individuo para toda la vida. Los jóvenes pueden convertirse en
depravados o virtuosos por elección propia. Pueden llegar tanto a
distinguirse por hechos dignos y nobles como por grandes crímenes
y maldad.—
Conducción del Niño, 181 (1910)
.
Una experiencia que se vive día tras día
El intelecto recibe continuamente su molde por las oportunidades
y ventajas mal o bien aprovechadas. Día tras día formamos caracteres
que colocan a los estudiantes, como soldados bien disciplinados,
bajo el estandarte del príncipe Emanuel, o como rebeldes bajo el
estandarte del príncipe de las tinieblas.—
Conducción del Niño, 185
(1880)
.
Cómo se forma el carácter (consejo a una madre)
Tratar con las mentes humanas es un trabajo muy delicado. La
disciplina necesaria para uno quebrantaría a otro; por lo tanto, padres,