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Mente, Carácter y Personalidad 2
Nunca pronuncies una palabra de duda
Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y ten-
taciones fuertes que resistir. Pero no las cuentes a los mortales, más
bien llevemos todo a Dios en oración. Tengamos por regla no pro-
ferir nunca palabras de duda o desaliento. Si hablamos palabras de
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santo gozo y de esperanza, podremos hacer mucho más para alum-
brar el camino de otros y fortalecer sus esfuerzos.—
El Camino a
Cristo, 121 (1892)
.
Nuestras palabras ejercen influencia sobre nosotros
Las palabras son más que un indicio del carácter; tienen poder
para influir sobre el carácter. Los hombres sufren la influencia de
sus propias palabras. Con frecuencia, bajo un impulso momentáneo,
provocado por Satanás, expresan celos o malas sospechas, dicen
algo que no creen en realidad; pero la expresión reacciona sobre
los pensamientos. Son engañados por sus palabras, y llegan a creer
como verdad lo que dijeron por instigación de Satanás. Habiendo
expresado una vez una opinión o decisión, son con frecuencia, de-
masiado orgullosos para retractarse, y tratan de demostrar que tienen
razón, hasta que llegan a creer que realmente la tienen.
Es peligroso pronunciar una palabra de duda, poner en tela de
juicio o criticar la verdad divina. La costumbre de hacer críticas
descuidadas e irreverentes influve sobre el carácter y fomenta la
irreverencia y la incredulidad. Más de un hombre que seguía esta
costumbre ha proseguido, inconsciente del peligro, hasta que estu-
vo dispuesto a criticar y rechazar la obra del Espíritu Santo.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 290 (1898)
.
Los reproches reaccionan sobre nosotros mismos
Las palabras de reproche influyen sobre nuestras propias almas.
La educación de la lengua debería comenzar con nosotros personal-
mente. No hablemos mal de nadie.—
Manuscrito 102, 1904
.