248
Mente, Carácter y Personalidad 2
La búsqueda de faltas y la reprensión fomentan el engaño
(consejo a un hombre censurador)
Hermano mío, sus palabras de intolerancia hieren a sus hijos. A
medida que crezcan, se intensificará en ellos la tendencia a criticar.
El hábito de censurar está corrompiendo su propia vida y se extiende
a su esposa y a sus hijos. Estos no son motivados a confiar en usted
ni a reconocer sus propios defectos, porque saben que de inmediato
usted expresará severas reprensiones. Con frecuencia sus palabras
son como un granizo asolador que quebranta las tiernas plantas. Es
imposible evaluar el daño así causado. Sus hijos practican el engaño
para evitar las palabras duras que usted pronuncia; procuran eludir
la verdad para escapar a la censura y al castigo. Una orden fría y
dura no los beneficiará.—
El hogar adventista, 399 (1896)
.
Eliminemos toda palabra descuidada
Recuerden que por sus palabras serán justificados o condenados.
La lengua necesita freno. Las palabras que pronuncian son semillas
[220]
que producirán fruto para bien o para mal. Ahora es el momento
cuando deben sembrar.
El buen hombre, del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas.
¿Por qué? Porque Cristo es una presencia permanente en el alma. La
verdad santificadora es un depósito de sabiduría para todos los que
la practican. Como una fuente de vida, surge para vida eterna. Aquel
en cuyo corazón no mora Cristo, se entregará a una conversación
barata, a exageraciones que harán daño. La lengua que dice cosas
perversas y comunes, con expresiones vulgares, necesita que se le
aplique una brasa del altar.—
Manuscrito 17, 1895
.
La murmuración impide el crecimiento
Hay quienes poseen excelentes facultades pero que se han de-
tenido y no progresan. No avanzan hacia la victoria. Y la habilidad
que Dios les ha concedido carece de valor para su causa porque no la
usan. Encontramos muchos murmuradores entre estas personas. Se
quejan porque, según dicen, no son apreciadas. Pero ellas mismas no
se aprecian lo suficiente como para cooperar con el mayor Maestro