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Mente, Carácter y Personalidad 2
Si nos referimos a las dudas, estas aumentarán
No debemos hablar de nuestras dudas ni de nuestras pruebas,
porque aumentan de tamaño cada vez que nos referimos a ellas.
Cuando hablamos de ellas, Satanás gana la victoria; pero si decimos:
“Le encargaré al Señor la guarda de mi alma porque es el testigo
fiel”, entonces daremos testimonio de que nos hemos entregado sin
ninguna reserva a Jesucristo, de que Dios nos da luz y de que nos
regocijamos en él. Hemos decidido colocarnos bajo los brillantes
rayos del Sol de Justicia, y entonces seremos luces en el mundo.
“Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él aunque
ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso”.
1 Pedro
1:8
.—
Manuscrito 17, 1894
.
Cuando hablamos de la fe, esta aumenta
Cuanto más hablen acerca de la fe, más fe tendrán. Cuanto más
se refieran al desánimo, hablando a los demás de sus pruebas, y
espaciándose en ellas, para conseguir el apoyo que anhelan, más
desánimo y pruebas tendrán. ¿Para qué lamentarnos de lo que no
podemos evitar? Dios nos está invitando a cerrar las ventanas del
alma a las cosas de la tierra, a fin de abrirlas hacia el cielo, para
que el Señor pueda inundar nuestros corazones con la gloria que
resplandece a través de los portales celestes.—
Manuscrito 102, 1901
.
A veces las reprensiones son necesarias
Aunque nuestras palabras siempre deben ser amables y tiernas,
nunca hemos de decir nada que convenza al malhechor de que Dios
no pone objeciones a su camino. Este tipo de idea es terrenal y en-
gañosa. No se da licencia para manifestaciones de afecto indebidas,
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para una emoción sentimental. Los que obran mal necesitan consejo
y reprensión, y a veces tienen que ser duramente amonestados.—
Manuscrito 17, 1899
.
Lo que revelan las palabras
Usted nunca podrá ser demasiado cuidadoso con lo que dice,
porque las palabras que pronuncia ponen de manifiesto qué poder es-