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La imaginación
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da al organismo cierta energía pasajera. No se hace caso del cansan-
cio. La fuerza parece haber aumentado, la inteligencia se despierta
y la imaginación se aviva.—
El Ministerio de Curación, 250, 251
(1905)
.
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Los reavivamientos populares y la imaginación
Los reavivamientos populares son provocados demasiado a me-
nudo por llamamientos a la imaginación, que despiertan las emo-
ciones y satisfacen la inclinación por lo nuevo y extraordinario. Los
conversos ganados de este modo manifiestan poco deseo de escuchar
la verdad bíblica, y poco interés en el testimonio de los profetas y
apóstoles. El servicio religioso que no revista un carácter un tanto
sensacional no tiene atractivo para ellos. Un mensaje que apele a la
fría razón no despierta eco alguno en ellos. No tienen en cuenta las
claras amonestaciones de la Palabra de Dios que se refieren directa-
mente a sus intereses eternos.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de
los Siglos, 516 (1888)
.
El teatro deprava la imaginación
El teatro se encuentra entre los placeres más peligrosos. En
lugar de ser una escuela de moralidad y virtud, como a menudo
se pretende, es el mismo semillero de la inmoralidad. Los hábitos
viciosos y las inclinaciones pecaminosas se fortalecen y confirman
por medio de este entretenimiento. Las canciones de bajo nivel, los
gestos, expresiones y actitudes lascivos depravan la imaginación
y rebajan la moral. Todo joven que asista habitualmente a esos
espectáculos corromperá sus principios.
No hay influencia más poderosa para envenenar la imaginación,
destruir las impresiones religiosas y embotar el gusto por los placeres
tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que los espectáculos
teatrales. El amor por estas escenas aumenta cada vez que se las
ve, así como se fortalece el deseo por las bebidas embriagantes
cada vez que se las usa. La conducta más segura al respecto con-
siste en descartar el teatro, el circo y todo otro lugar dudoso de
entretenimiento.—
Testimonies for the Church 4:652, 653 (1881)
.