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Las dudas
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El amor al pecado es la causa de la duda
Disfráceselo como se quiera, el amor al pecado es casi siempre
la causa real de la duda y el escepticismo. Las enseñanzas y res-
tricciones de la Palabra de Dios no agradan al corazón orgulloso,
amante del pecado; y los que no quieren obedecer sus mandamien-
tos, fácilmente dudan de su autoridad. Para llegar al conocimiento
de la verdad, debemos tener un deseo sincero de conocer la verdad,
y buena voluntad en el corazón para obedecerla. Todos los que es-
tudien la Biblia con este espíritu, encontrarán abundante evidencia
de que es la Palabra de Dios y pueden obtener un conocimiento de
sus verdades que los hará sabios para la salvación.—
El Camino a
Cristo, 112, 113 (1892)
.
Fomentadas por quienes no caminan rectamente
La duda y la incredulidad son fomentadas por los que no caminan
rectamente. Son concientes de que su vida no soportará la prueba del
Espíritu de Dios, ya sea hablando mediante su Palabra, o mediante
los testimonios de su Espíritu que los llevarían a su Palabra. En
vez de comenzar con su propio corazón y ponerse en armonía con
los puros principios del evangelio, encuentran faltas y condenan
precisamente los medios que Dios ha elegido para preparar a un
pueblo que esté en pie en el día del Señor.—
Mensajes Selectos 1:51
(1883)
.
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Dudas consideradas como hechos reales
El método general que se aplica para educar a los jóvenes, no
cumple con la norma de la verdadera educación. La infidelidad está
entretejida en los temas que se publican en los libros de texto, y
se considera que los oráculos de Dios son cuestionables y hasta
objetables. De este modo las mentes de los jóvenes se familiarizan
con las sugerencias de Satanás, y las dudas que antes se albergaban
se convierten supuestamente en hechos probados, y la investigación
científica que se lleva a cabo resulta engañosa como consecuencia de
la manera como se interpretan y se pervierten los descubrimientos
hechos.—
The Youth’s Instructor, 31 de enero de 1895
;
Medical
Ministry, 90
.