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Control de una mente sobre otra
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No es la voluntad de Dios que un ser humano someta su mente
a la de otro. Cristo resucitado, que está sentado ahora en el trono a
la diestra del Padre, es el poderoso sanador. Miren a él para recibir
poder curativo. Solo por medio de él pueden los pecadores acudir a
Dios así como están. Jamás podrán lograrlo por medio de la men-
te de otro hombre. El ser humano jamás ha de interponerse entre
los agentes celestiales y los que sufren.—
Manuscrito 105, 1901
;
Medical Ministry, 115, 116
.
Miremos a Dios, no a los seres humanos
Podemos ocuparnos en algo mejor que en dominar la humanidad
por la humanidad. El médico debe educar a la gente para que desvíe
sus miradas de lo humano y las dirija hacia lo divino. En vez de
enseñar a los enfermos a depender de seres humanos para la curación
de alma y cuerpo, debe encaminarlos hacia Aquel que puede salvar
eternamente a cuantos acuden a él. El que creó la mente del hombre
sabe lo que esta mente necesita. Dios es el único que puede sanar.
Aquellos cuyas mentes y cuerpos están enfermos han de ver en
Cristo al restaurador. “Porque yo vivo—dice—, vosotros también
viviréis”.
Juan 14:19
.
Esta es la vida que debemos ofrecer a los enfermos, diciéndoles
que si creen en Cristo como el restaurador, si cooperan con él, obe-
deciendo las leyes de la salud y procurando perfeccionar la santidad
en el temor de él, les impartirá su vida. Al presentarles así a Cris-
to, les comunicamos un poder, una fuerza valiosa procedente de lo
alto. Esta es la verdadera ciencia de curar el cuerpo y el alma.—
El
Ministerio de Curación, 187 (1905)
.
Fuerza y determinación en contraposición con una mente
dominada
La disciplina de un ser humano que ha llegado a la edad del
desarrollo de la inteligencia debe ser distinta de la que se aplica para
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domar a un animal. A este solo se le enseña sumisión a su amo. Para
él el amo es mente, criterio y voluntad. Este método, empleado a
veces en la educación de los niños, hace de ellos solo autómatas. La
mente, la voluntad y la conciencia están bajo el dominio de otro.