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Cómo tratar con las emociones
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Contendemos con una fuerza que cautiva cuerpo, mente y
alma
Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diver-
siones, en la acumulación de dinero, en la lucha por el poder, hasta
en la lucha por la existencia hay una fuerza terrible que embarga el
cuerpo, la mente y el alma. En medio de esta precipitación enloque-
cedora, Dios habla. Nos invita a apartarnos y tener comunión con
él. “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”.
Salmos 46:10
.—
La
Educación, 260 (1903)
.
Curación de las perturbaciones espirituales
Este mundo es un vasto hospital, pero Cristo vino para sanar a
los enfermos y proclamar liberación a los cautivos de Satanás. Él
era en sí mismo la salud y la fuerza. Impartía vida a los enfermos,
a los afligidos, a los poseídos de los demonios. No rechazaba a
nadie que viniera para recibir su poder sanador. Sabía que aquellos
que le pedían ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí mismos:
sin embargo no se negaba a sanarlos. Y cuando el poder de Cristo
penetraba en estas pobres almas, quedaban convencidas de pecado, y
muchos eran sanados de su enfermedad espiritual tanto como de sus
dolencias físicas. El evangelio posee todavía el mismo poder. ¿Por
qué no habríamos de presenciar hoy los mismos resultados?—
El
Deseado de Todas las Gentes, 763 (1898)
.
Los seres humanos son las manos de los ángeles
Los agentes humanos son las manos de los seres celestiales,
quienes emplean las manos humanas en el ministerio práctico. Los
agentes humanos, como manos ayudadoras, deben contribuir a la
sabiduría y la operatividad de los seres celestiales. Al unirnos con es-
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tos poderes omnipotentes, recibimos el beneficio de su más elevada
educación y experiencia. De este modo, al llegar a ser participantes
de la naturaleza divina y eliminar el egoísmo de nuestras vidas, se
nos conceden talentos especiales para que nos ayudemos mutua-
mente. Esta es la modalidad divina para la administración del poder
salvador.—
Testimonies for the Church 6:456, 457 (1900)
.