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Capítulo 86—Compartiendo confidencias
La confianza produce paz mental
Cristo pregunta a cada uno de los que profesan su nombre: “¿Me
amas?”.
Juan 20:16
. Si amamos a Jesús, amaremos las almas por las
cuales murió. Puede ser que alguien no tenga una apariencia muy
agradable, tal vez sea deficiente en muchos aspectos; pero si tiene
fama de honrado e íntegro, conquistará la confianza de los demás. El
amor a la verdad y la confianza que los hombres pueden depositar
en él superarán los rasgos objetables de su carácter. El ser dignos de
confianza en nuestro puesto y vocación, el estar dispuestos a negar-
nos a nosotros mismos para beneficio de los demás, impartirá paz al
espíritu y nos brindará el favor de Dios.—
Joyas de los Testimonios
1:514 (1879)
.
Reacción ante la confianza traicionada
Hasta el día del juicio no conoceremos la influencia de un trato
bondadoso y respetuoso para con el débil, el falto de corazón y el
indigno. Cuando tropezamos con la ingratitud y la traición de los
cometidos sagrados, nos sentimos impulsados a manifestar desprecio
e indignación. Esto es lo que espera el culpable, y se prepara para
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ello. Pero la prudencia bondadosa lo sorprende, y suele despertar
sus mejores impulsos y el deseo de llevar una vida más noble.—
El
Ministerio de Curación, 395 (1905)
.
Nuestro confidente es Jesús
Son pocos los que aprecian o aprovechan debidamente el precio-
so privilegio de la oración. Tenemos que acudir a Jesús y explicarle
todas nuestras necesidades. Podemos presentarle nuestras pequeñas
penas y perplejidades, como también nuestras dificultades mayores.
Debemos llevar al Señor en oración cualquier cosa que se suscite
para perturbarnos o angustiarnos. Cuando sintamos que necesitamos
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