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Mente, Carácter y Personalidad 2
rodean. Su vida no ha sido pecaminosa en la acepción común del
término. Tiene un temor consciente de obrar mal, una tendencia en
el corazón a elegir lo recto, y ahora quiere apartar su rostro de los
cardos y espinas para admirar las flores.
Fije sus ojos en el Sol de Justicia. No haga un tirano de su amado
y amante Padre celestial; por lo contrario, contemple su ternura, su
piedad, su vasto amor y su gran compasión. Su amor supera al de
una madre por su hijo. La madre puede olvidarse de su hijo, pero
“yo nunca me olvidaré de ti” (
Isaías 49:15
), dice el Señor. Jesús
quiere que confíe en él. Que sus bendiciones descansen sobre usted
en rica medida es mi ferviente oración.
Usted nació con una herencia de desánimo y necesita fomentar en
sí misma constantemente sentimientos de esperanza. Recibió tanto
de su padre como de su madre una peculiar actitud concienzuda,
y también heredó de su madre la disposición a desmerecer el yo
en lugar de exaltarlo. Una sola palabra la conmueve, cuando solo
una severa reprensión podría conmover a alguien que tuviera otro
temperamento. Si se encontrara donde pudiera ayudar a otros, por
más pesada que fuera la carga, y por más exigente que fuera el
trabajo, usted lo haría todo con alegría, preocupada incluso porque
no está haciendo nada.
Samuel, que sirvió a Dios desde la infancia, necesitaba una dis-
ciplina diferente a la de otro que tuviera una voluntad asentada,
obcecada y egoísta. Su infancia no se caracterizó por la tosquedad,
aunque se manifestaron en ella los errores de la humanidad. Todo el
asunto fue desplegado delante de mí. La conozco mucho mejor de
lo que se conoce a sí misma. Dios la ayudará a triunfar sobre Sata-
nás si sencillamente confía en Jesús para librar esas duras batallas
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que usted es totalmente incapaz de llevar adelante con sus propias
fuerzas finitas.
Usted ama a Jesús, y él la ama. Ahora bien, confíe con toda
paciencia en él, diciéndole una y otra vez: Señor, soy tuya. Entré-
guese de todo corazón a Cristo. No es el gozo la evidencia de que es
cristiana. Su evidencia se encuentra en un “Así dice Jehová”. Por fe,
mi querida hermana, la entrego en los brazos de Jesucristo.
Lea las siguientes estrofas y haga suyos los sentimientos que
expresan: