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Mente, Carácter y Personalidad 2
El elevado aprecio que se debe tener por la expiación queda
anulado
Cuando seguimos un patrón de conducta que tiende a disminuir
el vigor mental y físico, ya sea en la comida, en la bebida o en cual-
quiera de nuestros hábitos, deshonramos a Dios porque le robamos
el servicio que él espera de nosotros. Cuando complacemos el apeti-
to a expensas de la salud, o cuando nos entregamos a hábitos que
disminuyen nuestra vitalidad y nuestro vigor mental, no podemos
tener un alto aprecio de la expiación y una correcta estima de las
cosas eternas. Cuando nuestras mentes están en medio de la niebla
y parcialmente paralizadas por la enfermedad, las tentaciones de
Satanás nos vencen fácilmente.—
Carta 27, 1872
.
Demasiado cuidado acerca de la comida
Es imposible calcular el peso exacto de los alimentos que debe-
mos comer. No es aconsejable seguir este procedimiento porque si
lo hacemos, la mente se concentrará en sí misma. La comida y la
bebida se convierten en tema constante del pensamiento. Los que
no hagan un dios del estómago, vigilarán con cuidado el apetito.
Comerán alimentos sencillos y nutritivos [...]. Comerán despacio
y masticarán cabalmente los alimentos. Después de comer harán
ejercicio físico adecuado al aire libre. Los tales nunca necesitarán
preocuparse de ingerir cantidades exactas de alimentos.
Hay muchos que han llevado una gravosa responsabilidad en
cuanto a la cantidad y la calidad de los alimentos más aptos para
nutrir el organismo. Algunos, especialmente los dispépticos, se han
preocupado tanto por el gusto de la comida que no han ingerido
el alimento suficiente para nutrir sus organismos. Le han causado
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un gran perjuicio a la casa donde viven, y tememos que se hayan
dañado a sí mismos para esta vida.—
Carta 142, 1900
.
Coma de acuerdo con su buen criterio y después, descanse
Hay quienes siempre recelan de la comida y por muy sencilla
y sana que sea, creen que les hace daño. Permítanme decirles: No
piensen que la comida les hará daño; no piensen siquiera en la
comida. Coman conforme se lo dicte su sano juicio; y cuando hayan