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Mente, Carácter y Personalidad 2
Hay quienes no creen que sea un deber religioso disciplinar la
mente para que se espacie en temas alegres, de manera que puedan
reflejar luz en lugar de tinieblas y lobreguez. Esta clase de mentes
preferirán buscar su propio placer: conversaciones frívolas, con risas
y bromas, y con la mente continuamente excitada por una ronda de
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entretenimientos; o estarán deprimidas, con grandes dificultades y
conflictos mentales, que ellas creen que pocos han experimentado
alguna vez o pueden comprender. Esas personas pueden profesar
ser, cristianas, pero solo se engañan a sí mismas. No poseen el
cristianismo genuino.—
The Health Reformer, marzo de 1872
.
Tenemos que preocuparnos tanto del alma como del cuerpo
Nuestros obreros de la rama médica tienen que hacer todo lo
que esté en su poder para curar tanto las enfermedades del cuer-
po como las de la mente. Tienen que vigilar, orar y trabajar para
proporcionarles apoyo espiritual tanto como el físico a aquellos por
quienes trabajan. El médico de uno de nuestros sanatorios que sea un
verdadero siervo de Dios, tiene una labor sumamente interesante que
hacer respecto de cada ser humano que sufre, y con quien se ponga
en contacto. No debe perder oportunidad alguna de señalarles a las
almas a Cristo, el gran Sanador del cuerpo y la mente. Todo médico
debe ser un obrero experto en los métodos de Cristo. No debe haber
una disminución del interés en las cosas espirituales, no sea que se
desvíe la facultad de fijar la mente en el gran Médico.—
Carta 223,
1905
.
El médico que trata con mentes y corazones distraídos
El médico necesita sabiduría y poder más que humanos para
saber atender a los muchos casos aflictivos de enfermedades de la
mente y del corazón que está llamado a tratar. Si ignora el poder de
la gracia divina, no podrá ayudar al afligido, sino que agravará la
dificultad; pero si tiene firme confianza en Dios podrá ayudar a la
mente enferma y perturbada. Podrá dirigir sus pacientes a Cristo, en-
señarles a llevar todos sus cuidados y perplejidades al gran Portador
de cargas.—
Joyas de los Testimonios 2:144 (1885)
.