Página 135 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

¿Deberían los cristianos ser miembros de sociedades secretas?
131
hombres no son instados a convertirla en el objeto de su estudio y
en la guía para su vida.
¿Se honra a Dios?
Le pregunto a Ud. que se complace en estas asociaciones, que
ama las reuniones donde puede manifestar su ingenio, donde puede
divertirse y banquetear: ¿Lleva a Jesús consigo? ¿Procura Ud. salvar
[144]
las almas de sus compañeros? ¿Es ése el objeto de su asociación
con ellos? ¿Advierten ellos en Ud. la influencia vivificadora del
Espíritu de Cristo? ¿Es evidente que Ud. es un testigo de Cristo,
que pertenece a un pueblo peculiar, celoso de buenas obras? ¿Se ve
claramente que su vida está gobernada por estos preceptos divinos:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente” (
Mateo 22:37
), y “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”
Mateo 19:19
? La posibilidad de hablar a los corazones y las
conciencias de quienes están por perecer, se halla fuera del alcance
de los que no se entregan totalmente a Cristo. Su manera de hablar
fluida y cálida, ¿dónde muestra que está centrado su interés?
¿Cuáles son los temas favoritos de conversación en esas socie-
dades? ¿Cuáles son los temas que excitan el interés y proporcionan
placer? ¿No tienden acaso a la gratificación de los sentidos: comer,
beber y buscar el placer? La presencia de Cristo es desconocida en
esas reuniones. No se hace ninguna referencia a él. No se desea su
compañía. ¿Dónde y cuándo se honra a Dios en tales asociaciones?
¿En qué se beneficia el alma? Si Ud. no ejerce una influencia positiva
en sus compañeros, ¿no influyen ellos en Ud. para mal? ¿Es una
actitud sensata poner de lado la lámpara de la vida, la Palabra de
Dios, y mezclarse libremente con esa clase de personas, y descender
hasta su nivel? ¿Piensa Ud. que puede encontrar algo para satisfacer
el hambre del alma aparte de la verdad y del favor de Dios? ¿Pueden
sentirse a gusto en esas escenas los que profesan creer en la verdad
para este tiempo, cuando Dios no está en todos sus pensamientos?
En la misma habitación donde esas sociedades han tenido sus
reuniones, las congregaciones se han reunido para adorar a Dios.
¿Puede Ud., durante la hora sagrada del culto divino, olvidar las es-
cenas de diversión y de banqueteo, y la gratificación encontrada en la
copa de vino? Dios anota todo esto en su libro como intemperancia.