Página 139 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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¿Deberían los cristianos ser miembros de sociedades secretas?
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Si Ud. quiere ver lo que el hombre hace cuando rechaza la
influencia de la gracia de Dios, contemple aquella escena en la sala
del juicio, cuando una muchedumbre furiosa, guiada por sacerdotes
y dirigentes judíos, pide a gritos la vida del Hijo de Dios. Vea al
divino Sufriente de pie junto a Barrabás, y a Pilato preguntando a
quién de los dos ha de libertar. Se oye entonces el ronco grito de
cientos de voces coléricas inspiradas por Satanás: “¡Fuera con éste,
y suéltanos a Barrabás!”
Lucas 23:18
. Y cuando Pilato pregunta qué
debe hacerse con Jesús, gritan: “¡Crucifícale, crucifícale!”
Lucas
23:21
.
La naturaleza humana de entonces es la misma de ahora. Cuan-
do se desprecia el Remedio divino que podría salvar y exaltar la
naturaleza humana, resurge el mismo espíritu que aún vive en los
corazones de los hombres, y no podemos confiar en su dirección y
mantener nuestra lealtad a Cristo.
Dios mira debajo de la apariencia
Esas sociedades, que no están controladas por el amor y el temor
de Dios, no representan ningún bien para el hombre. Muchas de sus
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transacciones son contrarias a la justicia y la equidad. Aquel que
tiene los ojos limpios y que no puede contemplar el mal, no puede
ser, y no será, un participante de muchas cosas que ocurren en esas
asociaciones. Su propia conciencia dará testimonio de lo que digo.
El talento, la habilidad y la capacidad inventiva que Dios ha dado
a los hombres son, en esas asociaciones, con demasiada frecuencia
pervertidos y utilizados como instrumentos de crueldad, iniquidad y
egoísmo al practicar el fraude contra sus semejantes.
Por supuesto que todo esto es negado por los miembros de esas
corporaciones. Pero Dios mira por debajo de la apariencia agradable
y atractiva, para ver los motivos secretos subyacentes y la obra real de
esas sociedades. Mientras algunas de ellas pretenden que la Palabra
de Dios constituye en cierto sentido la base de su organización, se
alejan de los principios de justicia. Los votos impuestos por algunas
de esas órdenes requieren el sacrificio de la vida humana cuando se
divulgan los secretos de la orden. Los miembros también prometen
absolver, bajo ciertas circunstancias, a los culpables que merecen
castigo. Se requiere de ellos que sigan una conducta que no está en