Página 196 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
No cultivéis gustos dispendiosos
Los obreros deberían levantarse para contemplar un horizonte
más amplio. En el caso de muchos, la abnegación y el sacrificio
personal están muertos, y por lo tanto es necesario volver a poner
en vigencia estas características. Deben comprender que los suel-
dos más elevados que exigen están minando la tesorería del Señor.
Están comprometiendo el dinero de Dios en intereses privados, y
mediante sus acciones le están diciendo al mundo: “Mi Señor tarda
en venir”.
Mateo 24:48
. ¿No debería cambiarse esto? ¿Quiénes están
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dispuestos a seguir el gran ejemplo del Obrero maestro?—
Carta 120,
1899
.
No habléis de vuestros sueldos reducidos. No cultivéis un gusto
por vestidos o muebles costosos. Que la obra avance tal como em-
pezó, con sencilla abnegación y fe. Estableced un nuevo orden de
cosas.—
Carta 94, 1899
.
Hoy se requiere el espíritu de abnegación de los primeros días
Hoy se requiere tanta abnegación como cuando iniciamos la
obra, cuando éramos solamente un puñadito de gente, cuando co-
nocíamos el significado de la abnegación y del sacrificio personal,
cuando tratábamos de publicar los pequeños periódicos y los folle-
tos que debían llevarse a los que estaban en tinieblas. Actualmente
trabajan en la oficina unas pocas personas que entonces estaban con
nosotros. Durante años no recibimos ningún sueldo, sino apenas lo
necesario para proporcionarnos el alimento y la ropa más sencillos.
Estábamos conformes con usar ropa de segunda mano, y a veces
nuestro alimento a duras penas alcanzaba para sostener nuestras
fuerzas. Todo lo demás era dedicado a la obra. Después de un tiem-
po mi esposo recibió seis dólares por semana, y con eso vivimos, y
yo trabajaba con él en la causa. Otros trabajaban en forma similar...
Los que han venido para hacerse cargo de la obra, cuando ésta ya
ha alcanzado éxito, deberían andar con mucha modestia. Deberían
manifestar espíritu de abnegación. Dios quiere que se haga avanzar
las instituciones a fuerza de abnegación, en la misma forma como
se colocaron los fundamentos.—
The General Conference Bulletin,
184
.