Página 204 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
ros y trabajar siguiendo los mismos principios que determinaron su
existencia. La abnegación debería caracterizar a todos los obreros...
La abnegación debería predominar entre los empleados que ocu-
pan posiciones de responsabilidad en las oficinas, y deberían ser
un ejemplo para todos los obreros. Esta obra surgió mediante la
abnegación, y ahora debería manifestarse y mantenerse ese mismo
espíritu. Debería apuntarse al mismo objetivo. Esta es una obra
de carácter misionero, y los que no tengan espíritu misionero no
deberían continuar en ella.—
Carta 5, 1892
.
Una amenaza para todas nuestras instituciones
Pablo vio ciertos peligros que se cernían sobre la iglesia, y de-
claró: “Os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo
esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo
que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos
sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”.
2 Corintios 11:2, 3
.
Este es el mal que hoy amenaza a nuestras escuelas, instituciones
e iglesias. A menos que se lo corrija, pondrá en peligro las almas de
muchos. Un obrero pensará que ha de ser muy favorecido porque
se ocupa en un trabajo que es muy bien remunerado entre los incré-
dulos. Se tornará insatisfecho y se venderá al mejor postor. Por la
seguridad de los principios que deberían controlar a todos los que
trabajan en nuestras instituciones, el Señor me ha pedido que diga a
todos los que llevan responsabilidades: “Debéis deshaceros de tales
personas sin ninguna demora, porque ésta es la levadura maligna del
egoísmo y de la codicia”.
Se están midiendo y comparando utilizándose ellos mismos
como modelos. Lo peor que podéis hacer por ellos es procurar
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retenerlos, aunque sean redactores o gerentes. Dios no está con
tales personas, y no podéis conservarlas con seguridad para la obra.
Una atmósfera de incredulidad rodea su alma. Las comparaciones
que hacen los han llevado a actuar insinceramente. Se dicen a sí
mismos: “Si tal persona ha recibido tal suma, yo también debería
recibir lo mismo”. Erigen su sabiduría por encima de lo que está
escrito en la ley y se apoderan de recursos para su propio uso. De
este modo roban a la tesorería. Dios considera esto en la misma