Página 206 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

202
Mensajes Selectos Tomo 2
Cuando estamos por hacer una decisión importante, debemos
estudiar todas las facetas del problema. Debemos recordar siempre
que se nos ha dado un lugar en la obra para actuar como personas
responsables. Algunas personas siguen la moda que impera en el
mundo en lo que atañe a su salario; pero el Señor no considera
las cosas en la misma forma como las ven esas personas. Estima
nuestros deberes y responsabilidades a la luz del ejemplo abnegado
de Cristo. El Evangelio debe presentarse al mundo de tal modo que
el precepto y el ejemplo estén en armonía.
Nuestros sanatorios no deben administrarse según las costum-
bres del mundo. No ha de considerarse necesario ni siquiera que
el director médico reciba un sueldo elevado. Somos servidores de
Dios.—
Carta 370, 1907
.
Los médicos y los ministros llamados a la abnegación
Siento la impresión de que debo escribirle esta mañana para
pedirle que se asegure de tratar a todos los hombres con equidad. Se
me ha dicho que existe el peligro de que Ud. trate a algunos médicos
[227]
en una forma tal que los perjudique. Debemos hacer todo lo que está
a nuestro alcance para estimular el talento ministerial y también el
de los médicos, proporcionándoles ventajas definidas; pero existe
un límite más allá del cual no deberíamos ir.
Cuando procurábamos encontrar un médico para que sirviera
como director del Sanatorio de Loma Linda, un médico experimen-
tado accedió a venir bajo ciertas condiciones. Estableció cierta suma
como remuneración por sus servicios y dijo que no iría por menos
de eso. Algunos pensaron que como era tan difícil encontrar a la
persona apropiada, debíamos invitarlo y satisfacer sus condiciones.
Pero le dije al Hno. [J. A.] Burden: “No sería correcto emplear a ese
médico y pagarle tanto, cuando hay otros que trabajan fielmente y
reciben menos. Esto no constituye un acto de justicia, y el Señor me
ha dicho que no aprobaría semejante discriminación”.
El Señor pide abnegación a los que están a su servicio, y esta
obligación atañe a los médicos tanto como a los ministros. Tenemos
por delante una obra agresiva que requiere medios, y debemos llamar
al servicio a hombres jóvenes para que trabajen como ministros y
médicos, no por los sueldos más elevados, sino en vista de las gran-