226
Mensajes Selectos Tomo 2
No hay excusa para aflojar la disciplina personal
He oído decir a los que han estado en la fe durante años, que
solían ser capaces de soportar las pruebas y las dificultades, pero que
desde que comenzaron a experimentar las enfermedades propias de
la edad avanzada, han sentido mucha angustia cuando las pruebas los
han asediado. ¿Qué significa esto? ¿Quiere decir que Jesús ha dejado
de ser su Salvador? ¿Significa que el que ha llegado a una edad
avanzada y tiene el cabello blanco, disfruta por eso del privilegio de
poner de manifiesto pasiones profanas? Pensad en esto. Deberíais
ejercer vuestro razonamiento en relación con esto, tal como lo hacéis
con referencia a las cosas temporales. Deberíais negar satisfacción
a vuestras tendencias personales, y en cambio deberíais convertir
vuestro servicio a Dios en el asunto más importante de vuestra vida.
No deberíais permitir que ninguna cosa perturbe vuestra paz. No hay
necesidad de que ocurra tal cosa; debe haber un progreso constante
en la vida santificada.
Cristo es la escalera que Jacob vio, cuya base descansa sobre
la tierra y cuyo último peldaño llega hasta el cielo más elevado; y
vosotros deberíais ascender por esta escalera, peldaño tras peldaño,
hasta alcanzar el reino eterno. No hay excusa para asemejarse más
[255]
a Satanás, más a la naturaleza humana. Dios ha puesto delante de
nosotros la cumbre del privilegio cristiano, y debemos “ser fortaleci-
dos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite
Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con
todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y
la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conoci-
miento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Efesios
3:16-19
.—
The Review and Herald, 1 de octubre de 1889
.
Hay que levantarse y llamarlos bienaventurados
A las dos y media de la tarde hablé ante un numeroso auditorio
[en Adams Center, N.Y.]... Nos alegró mucho encontrar en esta
ocasión a ancianos servidores de Dios. Hemos conocido desde el
comienzo de la predicación del mensaje del tercer ángel al pastor
[Federico] Wheeler, que ahora tiene cerca de ochenta años de edad.