Página 249 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

Fortaleza en la aflicción
245
de sufrimiento, y ha sido una carga gravosa. Luego me dije: ¿Qué
significa todo esto?
Repasé cuidadosamente la historia de los años recientes y la obra
que el Señor me pidió que realizase. El no me falló ni una sola vez, y
con frecuencia se manifestó a mí en forma notable, y vi que no tenía
nada de qué quejarme, sino que en lugar de eso poseía preciosas
cosas que corrían como hilos de oro a través de mi experiencia. El
Señor comprendía mejor que yo las cosas que necesitaba, y sentí que
me estaba atrayendo muy cerca de sí, y que debía tener cuidado de no
dictar a Dios lo que debía hacer conmigo. Esta falta de resignación
a mi suerte se dio al comienzo de mis sufrimientos e impotencias,
pero no pasó mucho tiempo hasta que sentí que mi aflicción formaba
parte del plan de Dios. Descubrí que al estar medio acostada y medio
sentada podía colocarme en una posición en la que podía utilizar
mis manos estropeadas, y aunque sufría mucho dolor pude escribir
bastante. Desde que llegué a este país, he escrito 1.600 páginas de
este tamaño.
“Sé a quién he creído”
En los nueve meses pasados, durante muchas noches no pude
dormir sino dos horas, y algunas veces me veía rodeada de tinieblas;
pero en esas ocasiones oraba, y obtenía un dulce confortamiento al
acercarme a Dios. Se cumplieron para mí estas promesas: “Acercaos
a Dios, y él se acercará a vosotros” (
Santiago 4:8
); “Porque vendrá
el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera
contra él”.
Isaías 59:19
. La luz del Señor me iluminó por completo.
Jesús estuvo confortadoramente cerca, y encontré que era suficiente
[277]
la gracia que me había sido dada, porque mi alma se afirmó en Dios,
y tributé abundantes alabanzas a Aquel que me amó y se entregó
a sí mismo por mí. Pude decir llena de contentamiento: “Yo sé a
quién he creído”.
2 Timoteo 1:12
. “Fiel es Dios, que no os dejará
ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
1
Corintios 10:13
. Con la ayuda de Jesús he llegado a ser más que
vencedora, y he mantenido el terreno ganado.
No puedo leer cuál es el propósito de Dios en mi aflicción, pero
él sabe qué es lo mejor, y le encomendaré mi alma, mi cuerpo y mi