Página 262 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
College View, Nebraska, 26 de septiembre de 1904
QUERIDA HNA. MARIANA,
Oramos para que se le conserve la vida hasta que podamos
encontrarnos una vez más; pero tal vez Ud. no morirá, sino que
vivirá...
Mire a Jesús. Confíe en Jesús, ya sea que viva o muera. El es
su Redentor. El es el que nos da la vida. Si duerme en Jesús, él la
levantará del sepulcro para darle la gloriosa inmortalidad. Que él le
proporcione paz, consuelo, esperanza y gozo, de aquí en adelante.
Confíe plenamente en Jesús. El no la dejará ni la abandonará.
El dice: Te tengo esculpida en las palmas de mis manos. Mariana,
si Ud. muere antes que yo, nos reconoceremos mutuamente
allá
.
Veremos como somos vistas y conoceremos como somos conocidas.
Tan sólo deje que la paz de Cristo inunde su alma. Sea fiel en su
esperanza, porque él es fiel en su promesa. Coloque su pobre mano
nerviosa en su mano firme, y deje que él la sostenga y la fortalezca,
que la alegre y la reconforte. Ahora me prepararé para salir de este
lugar. ¡Oh, cómo quisiera estar con Ud. en este momento! Con todo
cariño.—
Carta 382, 1904
.
Mensajes a otras personas que pronto moririán
Podemos simpatizar con Ud. aunque estemos alejados. Quiero
decirle: No abandone la esperanza, sino que aférrese a la promesa:
[292]
“Pedid, y se os dará”.
Lucas 11:9
. Sin embargo, no se desanime si
Aquel que puede sanar, que conoce el fin desde el principio, permite
que uno de sus hijos muera, para despertarlo en la mañana de la
resurrección. Diga: “No se haga mi voluntad sino la tuya”... Si su
esposa cae bajo los golpes de la aflicción, recuerde que hay una vida
futura. La trompeta final llamará a todos los que hayan recibido a
Cristo, que hayan creído en él y confiado en él para obtener salvación.
Mi querida Hna., oraremos por Ud. Cuente con nuestra simpatía.
Presentaremos su caso al Gran Médico. Entiendo que ya ha sido
hecho esto. Aférrese a la mano de Aquel que puede bendecir y sanar
si ve que eso es para su bien presente y eterno. Y ahora, mi hermano
y hermana, mientras ambos estáis vivos, aprovechad este tiempo
precioso para apoderaros por la fe de las valiosas promesas de la