Página 266 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
al hecho de haberse postrado en oración para someter su voluntad
a la voluntad de su Padre celestial, y haber dejado las cosas en sus
manos. He pasado por una experiencia similar a la que Ud. acaba de
tener.
Cuando mi hijo mayor tenía 16 años de edad, fue aquejado por
la enfermedad. Su caso fue considerado crítico, y él nos llamó a
su lado, y nos dijo: “Papá y mamá, será difícil para vosotros veros
privados de vuestro hijo mayor. Si al Señor le parece conveniente
conservarme la vida, quedaré complacido por amor a vosotros. Si
debo morir ahora para mi propio bien y para gloria de su nombre,
quiero deciros que estoy resignado a ello. Papá, vaya por su lado,
y mamá, vaya por su lado, y oren. Así recibirán una respuesta de
acuerdo con la voluntad de mi Salvador, a quien vosotros y yo
amamos”. El temía que si orábamos juntos, nuestros sentimientos
de simpatía se fortalecerían, y pediríamos lo que no sería lo mejor
para que el Señor lo concediera.
Hicimos como él pidió, y nuestras oraciones fueron similares
en todo sentido a las oraciones que Ud. ha ofrecido. No recibimos
ninguna evidencia de que nuestro hijo se recuperaría. Murió con toda
su confianza puesta en Jesús nuestro Salvador. Su muerte constituyó
un enorme golpe para nosotros, pero fue una victoria aun en la
muerte, porque su vida estaba oculta con Cristo en Dios.
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Antes de la muerte de mi hijo mayor, mi hijito de brazos enfermó
de muerte. Oramos y pensamos que el Señor nos conservaría a
nuestro pichón, pero cerramos sus ojos en la muerte, y lo llevamos
para que descansara en Jesús, hasta que el Dador de la vida venga a
fin de despertar a sus preciosos y amados hijos para que reciban una
gloriosa inmortalidad.
Después mi esposo, el fiel siervo de Jesucristo, quien estuvo a
mi lado durante 36 años, me fue quitado, y yo quedé para trabajar
sola. El duerme en Jesús. No tengo lágrimas para derramar sobre su
sepulcro. ¡Pero cuánto lo echo de menos! ¡Cómo anhelo sus pala-
bras de consejo y sabiduría! ¡Cómo anhelo escuchar sus oraciones
mezcladas con mis oraciones para pedir luz y dirección, para pedir
sabiduría a fin de saber cómo planificar la obra!
Pero el Señor ha sido mi consejero, y el Señor le dará a Ud.
gracia para soportar su aflicción.