Página 270 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

266
Mensajes Selectos Tomo 2
enseñanza y la amonestación del Señor. El bendito Salvador, quien
tomó a los niñitos en sus brazos para bendecirlos, no dejará a sus
hijos ni a Ud. sin consuelo. Ahora Ud. tiene una doble responsa-
bilidad. Quiera el Señor inspirar a los que se relacionen con estos
[300]
corderitos del rebaño de Cristo, para tratarlos con suavidad, ternura
y amor, para que sus pies jóvenes e inexpertos siempre sean guiados
para andar con seguridad.
Queridos niñitos, la Hna. White os ama, y pedirá al Salvador que
os bendiga, porque él os ama y os considera su hijitos.
Hno. E, sé que Ud. está triste porque tuvo que sepultar a su
compañera amada. ¿Pero qué dicen las Escrituras?
“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los man-
damientos de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz que desde el cielo me
decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que
mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansan de sus trabajos,
porque sus obras con ellos siguen”.
Apocalipsis 14:12, 13
.
Oraremos por Ud. y sus queridos hijitos, para que, mediante la
paciente perseverancia del bien hacer, pueda mantener su rostro y
sus pasos siempre dirigidos hacia el cielo. Oraremos para que ejerza
influencia y tenga éxito en la dirección de sus hijitos, para que Ud.
y ellos ganen la corona de la vida, y para que en el hogar de arriba,
que ahora se está preparando para vosotros, Ud., su esposa y sus
hijos puedan ser una familia que volverá a reunirse con gozo para
no separarse jamás.
Con todo aprecio y simpatía.—
Carta 143, 1903
.
Serán llamados en una resurrección especial
Mensaje a un esposo y a unos hijos en ocasión de la pérdida de
la esposa y madre
ESTIMADO HERMANO,
Casi no sé qué decirle. La noticia de la muerte de su esposa fue
abrumadora para mí. Casi no pude creerla, y ahora a duras penas
puedo admitirla. Dios me dio una visión el último sábado de noche,
y se la voy a referir...
[301]
Vi que ella estaba sellada, que se levantaría y se pondría en
pie sobre la tierra, y estaría con los ciento cuarenta y cuatro mil.
Vi que no necesitábamos afligirnos por ella; descansaría durante