Página 271 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Los enlutados
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el tiempo de angustia; lo único que debería afligirnos debería ser
nuestra pérdida experimentada al ser privados de su compañía. Vi
que su muerte sería para bien.
Le advierto a F y al resto de los niños que deben prepararse
para encontrarse con Jesús, y entonces volverán a encontrar a su
madre, para no apartarse más. Oh, niños, ¿obedeceréis las fieles
advertencias que os dio vuestra madre mientras estaba con vosotros,
y haréis vuestra parte para que todas las oraciones que ella ofreció a
Dios por vosotros no sean como aguas derramadas sobre la tierra?
Preparaos para encontraros con Jesús, y todo estará bien. Entregad
vuestros corazones a Dios y no descanséis ni un solo día hasta saber
que Dios os ama.
Querido hermano, hemos orado a Dios para que lo reconforte
y lo fortalezca, a fin de que pueda soportar su pérdida. Dios lo
acompañará y lo sostendrá. Tan sólo tenga fe...
No se aflija como los que no tienen esperanza. La tumba puede
retenerla sólo por un poco de tiempo. Espere en Dios y reanímese,
querido hermano, y volverá a reunirse con ella dentro de poco. No
dejaremos de orar para que las bendiciones de Dios descansen sobre
Ud. y su familia. Dios será su sol y su escudo. Estará junto a Ud. en
ésta, su gran aflicción y prueba. Soporte bien la prueba y recibirá
la corona de gloria juntamente con su compañera a la venida de
Jesús. Aférrese a la fe, y Ud. y ella serán coronados de gloria, honra,
inmortalidad y vida eterna.—
Carta 10, 1850
.
Llorar no es pecado
Consuelo para una viuda
QUERIDA HERMANA,
Simpatizamos con Ud. en su aflicción y su viudez. He pasado por
las mismas circunstancias que ahora la afligen, y sé lo que significan.
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¡Cuánta tristeza hay en el mundo! ¡Cuánto dolor! ¡Cuántas lágrimas!
No es correcto decir a los que están afligidos: “No llore, porque
no es conveniente llorar”. Esas palabras proporcionan poquísimo
consuelo. Llorar no es pecado. Aunque la persona que muere haya
sufrido durante años debido a la debilidad y el dolor, ese hecho no
seca las lágrimas de nuestros ojos.