Página 274 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
confíe en el Señor. Recuerde que ni un gorrión cae a tierra sin que
lo advierta el Padre celestial...
Hermana mía, consuélese en el Señor. “Puesto que Cristo ha
padecido por nosotros..., vosotros también armaos del mismo pen-
samiento”.
1 Pedro 4:1
. La insto a que en su sufrimiento afirme su
alma en Dios. El Señor será su ayuda, su fortaleza y su consuelo.
Por lo tanto mire hacia él y confíe en él. Debemos recibir nuestro
consuelo de Cristo. Aprenda en su escuela su mansedumbre y hu-
mildad de corazón. Que cada palabra que Ud. pronuncia demuestre
que reconoce la bondad, la misericordia y el amor de Dios. Decídase
a ser un consuelo y una bendición para todos en su hogar. Cree una
atmósfera agradable, pura y celestial.
Abra las ventanas del alma hacia arriba y deje que penetre en
ella la luz del Sol de Justicia. No se queje. No se lamente ni llore. No
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mire el lado oscuro de las cosas. Que la paz de Dios reine en su alma.
Entonces tendrá fortaleza para soportar todos sus sufrimientos, y se
regocijará porque tendrá gracia para llevarlos. Alabe al Señor; hable
de su bondad; refiérase a su poder. Torne agradable la atmósfera que
rodea su alma.
No deshonre a Dios mediante expresiones de queja, sino alábelo
de corazón, alma y voz. Contemple el lado iluminado de todas las
cosas. No introduzca una nube ni una sombra en su hogar. Alabe
al que es la luz de su rostro y su Dios. Hágalo y verá que las cosas
tanscurren fácilmente.
Cariños para Ud. y su hija.—
Carta 56, 1900
.
Elena de White en su hora de aflicción
En la aflicción por la que pasé recientemente, tuve una visión
más cercana de la eternidad. Es como si hubiese sido llevada ante
el gran trono blanco, y hubiera visto mi vida tal como aparecería
desde allí. No puedo encontrar nada de qué jactarme, ningún mérito
que presentar en mi favor. Mi exclamación es: “Soy indigna, indigna
del más pequeño de tus favores, oh Dios mío”. Mi única esperanza
yace en un Salvador crucificado y resucitado. Reclamo para mí los
méritos de la sangre de Cristo. Jesús salvará hasta lo máximo al que
confíe en él.