Página 280 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

276
Mensajes Selectos Tomo 2
contrición y vuestra agradecida alabanza asciendan ante Dios como
un suave incienso quemado en su santuario celestial.
Podéis experimentar frustración, y vuestra voluntad y vuestro
deseo pueden seros denegados; pero tened la seguridad de que el Se-
ñor os ama. Puede ser que el fuego del horno purificador se encienda
para vosotros, no con el propósito de destruiros, sino para consumir
la escoria a fin de que salgáis como oro purísimo. Recordad que
Dios os dará canciones en medio de la noche. Os parecerá que las
tinieblas os rodean, pero no debéis mirar las nubes. Mas allá de la
nube más oscura existe una luz que nunca se apaga. El Señor tiene
luz para cada alma. Abrid la puerta del corazón para que penetren la
esperanza, la paz y el gozo. Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado,
[312]
para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.
Juan 15:11
.
Dios tiene una obra especial que debe ser realizada por cada
uno, y cada uno de nosotros debe hacer bien la obra que Dios le
ha asignado. Lo único que deberíamos temer de nuestra parte es
la posibilidad de no mantener nuestros ojos continuamente fijos en
Jesús; la posibilidad de no buscar exclusivamente la gloria de Dios;
y esto significaría que si se nos llamara a deponer nuestra armadura
y a dormir el sueño de la muerte, no estaríamos listos para rendir
cuenta de lo que se nos ha confiado. No olvidéis ni por un momento
que sois la propiedad de Cristo, comprada a un precio infinito, y que
debéis glorificarlo en vuestro espíritu y vuestro cuerpo, los cuales le
pertenecen.
Tened confianza
Quiero decir a los que están afligidos: Tened confianza en la
esperanza de la resurrección. Las aguas de las que habéis estado
bebiendo son tan amargas para vuestro paladar como lo fueron las
aguas de Mara para los hijos de Israel en el desierto, pero Jesús
puede endulzarlas con su amor. Cuando Moisés presentó al Señor
las penosas dificultades de los israelitas, el Señor no le ofreció algún
nuevo remedio, sino que llamó su atención a aquello que estaba
al alcance de la mano; porque allí había un arbusto que él había
creado y que debía ser arrojado al agua para purificar y endulzar el