Página 306 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
abandonar el trabajo por un tiempo. Cierto día, uno vino a verme en
esta condición, con la mano en cabestrillo. Estaba muy preocupado
porque necesitaban su ayuda para limpiar el terreno. Le dije: “Vaya
al lugar donde han estado quemando los troncos y consígame un
poco de carbón de eucalipto, pulverícelo, y yo curaré su mano”.
Lo hicimos así, y a la mañana siguiente informó que el dolor había
desaparecido. Pronto estaba en condición de regresar a su trabajo.
Escribo estas cosas para que Ud. sepa que el Señor no nos ha
dejado sin instrucciones acerca del uso de remedios sencillos, los
cuales, cuando se los utiliza, no dejarán el organismo en la condición
debilitada en que con tanta frecuencia lo deja el empleo de drogas.
Necesitamos enfermeras bien preparadas que puedan comprender
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cómo utilizar los remedios sencillos que proporciona la naturaleza
para la restauración de la salud, y que puedan enseñar a quienes
desconocen las leyes de la salud cómo emplear esos medios curativos
sencillos pero eficaces.
Aquel que creó a los seres humanos se interesa en los que sufren.
Ha dado las directivas para el establecimiento de nuestros sanatorios
y para la edificación de colegios cerca de ellos, a fin de que lleguen
a ser medios eficaces para la preparación de hombres y mujeres para
la obra de ministrar a la humanidad doliente. No es necesario utilizar
drogas en el tratamiento de los enfermos. No debe recomendarse el
uso del alcohol o el tabaco bajo ninguna forma, no sea que alguien
adquiera el gusto por estas cosas perjudiciales.
Carta 90, 1908
[A J.
A. Burden y a otras personas que desempeñaban cargos en Loma
Linda].
Remedios sencillos y seguros
Con respecto a lo que podemos hacer por nosotros mismos, hay
un punto que requiere una consideración cuidadosa y concienzuda.
Debo conocerme a mí misma, siempre debo aprender cómo cuidar
este edificio, el cuerpo que Dios me ha dado, a fin de preservarlo
en la mejor condición de salud posible. Debo consumir aquellas
cosas que me mantendrán en mejor condición física, y debo cuidar
especialmente de vestirme en forma tal que permita una circulación
saludable de la sangre. No debo privarme de ejercicio ni de aire.
Debo recibir toda la luz del sol que me sea posible obtener.