Página 441 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Capítulo 2
437
Se permite que muchos niños crezcan con menos atención de sus
padres que la que un buen agricultor dedica a sus animales. Especial-
mente los padres son culpables a menudo de prestar menos atención
a su esposa y sus hijos que la que prestan a su ganado. Un agricultor
compasivo dedicará tiempo y consideración especial a la forma más
adecuada de atender su ganado, y tendrá cuidado de que sus valiosos
caballos no trabajen en exceso, que no coman en demasía ni cuando
están acalorados, a fin de que no se arruinen. Dedicará tiempo y
cuidado a sus animales para que no sean dañados por el descuido,
por permanecer a la intemperie o por un trato inadecuado, todo lo
cual disminuiría el valor de su ganado joven. Les dará comida a
horas regulares y sabrá la cantidad de trabajo que pueden llevar
a cabo sin dañarlos. Con el fin de cumplir esto les proporcionará
únicamente el alimento más saludable, en la cantidad debida y a
las horas adecuadas. Los agricultores que de este modo siguen los
dictados de la razón, consiguen conservar las fuerzas de sus bestias.
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Si el interés de cada padre por su esposa y sus hijos correspondiera
a ese cuidado manifestado por su ganado, en la medida en que sus
vidas son más valiosas que las de los animales, habría una completa
reforma en cada familia, y la miseria humana sería mucho menor.
Los padres deberían ejercer el mayor cuidado en proporcionar a
sus hijos y a sí mismos los alimentos más saludables. Y en ningún
caso deberían ofrecer a sus hijos alimentos que su razón les enseña
que no promoverán la buena salud, sino que afiebrarán el organismo
y perturbarán los órganos digestivos. Los padres no hacen un estudio
que va de las causas a los efectos en lo que atañe a sus hijos, como
lo hacen en el caso de sus animales, y no razonan que el trabajo
excesivo, que el comer después del ejercicio violento y cuando se
está muy cansado y acalorado, dañará la salud de los seres humanos
tanto como la salud de los animales, y colocará el fundamento de
una constitución débil en el hombre tanto como en las bestias.
Si los padres o los hijos comen con frecuencia, irregularmente
y en demasía, aun los alimentos más saludables, esto dañará su
constitución; pero además de esto, si el alimento es de mala calidad y
si está preparado con grasas y con especias indigeribles, el resultado
será mucho más perjudicial. Los órganos digestivos serán recargados
gravemente y la naturaleza exhausta tendrá poquísima oportunidad
de descanso y de recuperar sus fuerzas, con lo cual los órganos