Página 442 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
vitales no tardarán en ser dañados y en enfermar. Si se considera
que el cuidado y la regularidad son necesarios para los animales, son
más esenciales aún para los seres humanos formados a la imagen de
su Creador, porque ellos son de más valor que los seres irracionales.
En muchos casos el padre actúa con menos raciocinio y tiene
menos cuidado de su esposa y sus hijos, antes de su nacimiento, que
el que manifiesta por su ganado con cría pequeña. En muchos casos
se deja que la madre, antes del nacimiento de sus hijos, trabaje desde
la mañana hasta la noche, afiebrando su sangre, mientras prepara
diversos platos perjudiciales para la salud a fin de complacer el gusto
pervertido de su familia y de los visitantes. Debería haberse tenido
una tierna consideración con su salud. La preparación de alimentos
saludables habría requerido tan sólo la mitad del gasto y del trabajo,
y la comida habría sido mucho más alimenticia.
La madre, antes del nacimiento de sus hijos, con frecuencia tiene
que trabajar más allá del límite de sus fuerzas. Pocas veces se dismi-
nuyen sus cargas y sus cuidados, y ese período que debería ser para
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ella, más que ningún otro, un tiempo de descanso, es en cambio un
tiempo donde predomina la fatiga, la tristeza y la melancolía. Debido
al exceso de trabajo priva a su hijo del alimento que la naturaleza ha
provisto para él, y al afiebrar su sangre le proporciona una sangre de
mala calidad. En esta forma priva de vitalidad a su vástago y lo des-
poja de su fuerza física y mental. El padre debería ver en qué forma
puede hacer feliz a la madre. No debería permitirse llegar a su hogar
con el ceño fruncido. Si está confundido a causa de sus negocios, no
debería, a menos que fuese estrictamente necesario, comentar sus
problemas con su esposa y perturbarla con tales asuntos. Ella tiene
que soportar sus propias preocupaciones y pruebas, y por lo tanto
habría que evitarle tiernamente toda carga innecesaria.
Es muy frecuente que la madre se encuentre con una fría reserva
de parte del padre. Si las cosas no resultan tan agradablemente como
él desearía, culpa a la esposa y madre, y se muestra indiferente a sus
preocupaciones y sus pruebas cotidianas. Los hombres que hacen
esto están trabajando directamente contra sus propios intereses y
felicidad. La madre se desanima. Pierde su esperanza y su alegría.
Hace sus trabajos en forma mecánica porque sabe que deben ser
hechos, y esto pronto debilita su salud física y mental. Sus hijos
nacen con diversas enfermedades, y Dios hace a los padres respon-