Página 446 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
Si las madres pertenecientes a generaciones pasadas se hubiesen
informado acerca de las leyes de su organismo, habrían comprendido
que sus fuerzas físicas tanto como su tono moral y sus facultades
mentales, estarían representadas en gran medida en sus hijos. Su
ignorancia acerca de este tema, que tiene tantas implicaciones, es
criminal. Muchas mujeres nunca deberían haber sido madres. Su
sangre estaba llena de escrófula, transmitida a ellas por sus padres, y
aumentada por su tosco sistema de vida. Se ha rebajado el intelecto
y se lo ha esclavizado para que sirva a los apetitos animales; y
los pobres hijos nacidos de esos padres han tenido que sufrir las
consecuencias, y han sido de poquísima ayuda para la sociedad.
Una de las mayores causas del decaimiento de las generaciones
pasadas y de las actuales ha sido que las esposas y las madres que
deberían haber ejercido una influencia beneficiosa sobre la sociedad,
en la elevación de las normas morales, no han influido de ese modo
en la sociedad debido a la multiplicación de los cuidados domésticos,
causada por la forma de cocinar a la moda pero perjudicial para la
salud, y también debido a los alumbramientos demasiado frecuentes.
Se ha obligado a la esposa a soportar sufrimientos innecesarios, su
salud se ha quebrantado y su intelecto se ha limitado debido al gasto
excesivo de sus reservas vitales. Sus hijos sufren por su debilidad,
y la sociedad recibe miembros pobremente dotados por culpa de
la incapacidad de la madre de educar a sus hijos para que presten
aunque sea un mínimo de utilidad.
Si esas madres hubieran tenido sólo pocos hijos, y si hubieran
cuidado de vivir de alimentos que preservaran la salud física y la
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fuerza mental, de modo que los aspectos moral e intelectual del ser
predominasen sobre sus apetitos animales, habrían podido educar
a sus hijos para que fuesen útiles y para que se convirtiesen en
brillantes ornamentos de la sociedad.
Si los padres, miembros de las generaciones pasadas, hubiesen
mantenido con firmeza el cuerpo como siervo de la mente y si no hu-
biesen permitido que el intelecto fuera esclavizado por las pasiones
animales, en esta época habría una clase diferente de seres viviendo
sobre la tierra. Y si la madre, antes del nacimiento de sus hijos,
hubiera ejercido siempre dominio sobre sí misma, comprendiendo
que estaba imprimiendo el sello en el carácter de las generaciones
futuras, el estado actual de la sociedad no sería tan lamentable.