Página 478 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
organismo es recargado con los residuos impuros. Si la ropa que
se usa no se lava y se airea con frecuencia, se contamina con las
impurezas expelidas por el cuerpo por medio de la transpiración. Y
si no se eliminan con frecuencia las impurezas de la ropa, los poros
de la piel vuelven a absorber los materiales de desecho que habían
sido expelidos. Las impurezas del cuerpo, si no se permite su salida,
son llevadas de vuelta a la sangre e introducidas forzadamente en
los órganos internos. La naturaleza, para librar al organismo de las
impurezas tóxicas, realiza un esfuerzo que produce fiebre, y a esto
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se lo llama enfermedad. Pero aun entonces, si los que enferman
ayudan a la naturaleza en sus esfuerzos, utilizando agua pura, se
evitaría mucho sufrimiento. Pero muchas personas en lugar de hacer
esto y de procurar eliminar las sustancias venenosas del organismo,
introducen en el organismo un veneno más mortal para eliminar otro
veneno que ya estaba allí.
Si cada familia comprendiese los resultados beneficiosos de
la limpieza cabal, efectuaría esfuerzos especiales para quitar toda
impureza de sus personas y de sus casas, y extendería sus esfuerzos
a los patios. Muchos permiten que haya cerca de sus casas sustancias
vegetales en descomposición. No comprenden la influencia de estas
cosas. De esas sustancias descompuestas surgen continuamente
emanaciones que envenenan el aire. Al respirar ese aire impuro,
la sangre se envenena, los pulmones se afectan y enferma todo el
organismo. Diversas enfermedades son causadas por la inhalación
del aire contaminado por estas sustancias en descomposición.
Algunas familias han enfermado de fiebre, algunos de sus inte-
grantes han muerto y los miembros restantes casi han murmurado
contra su Creador debido a la aflicción que les ha sobrevenido,
cuando la única causa de su enfermedad y muerte ha sido su pro-
pio descuido. Las impurezas que había alrededor de su casa han
acarreado sobre ellos las enfermedades contagiosas y las grandes
tribulaciones de las que culpan a Dios. Toda familia que aprecie la
salud debería limpiar sus casas y sus patios de toda sustancia en
descomposición.
Dios ordenó a los israelitas que no permitieran que hubiera im-
purezas en su persona ni en su ropa. Los que tenían alguna impureza
personal debían ser excluidos del campamento hasta la noche, y
luego se requería que se limpiasen ellos mismos y sus ropas antes