Página 85 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Refutación de las pretensiones de los falsos profetas
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El Señor me ha mostrado claramente que lo que Ud. considera
comunicaciones de Dios dadas a Ud. y a otros mediante su hija Ana,
no procede de él. No lleva las credenciales divinas. Es otro espíritu
el que controla a la niña. Es el enemigo el que trabaja en ella. Tales
manifestaciones serán más y más comunes en estos últimos días. No
conducen a la unidad, a toda la verdad, sino que alejan de la verdad.
Una evidencia definida que poseemos, que indica que esas ma-
nifestaciones no son de Dios, consiste en que están de acuerdo con
sus propios conceptos, los que sabemos que son erróneos. Las cosas
que ella ve en visión no están respaldadas por la Palabra de Dios,
sino que son contrarias a ella. Satanás está trabajando constante-
mente para infundirle su propio espíritu, a fin de que mediante ella,
bajo un manto de justicia, él pueda introducir vulgaridad, herejías
y contaminación. Como Ud. considera que sus pronunciamientos
son de Dios, su fe en los testimonios verdaderos carece de valor, y
así Satanás espera alejarlo a Ud. y a todos los que tengan confianza
en sus ideas, de los instrumentos que Dios ha establecido, para que
quede indefenso y crea la mentira. La Escritura habla de aquellos
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que están engañando y siendo engañados. Este es su caso. Ud. enga-
ña a su hija; ella lo engaña a Ud.: el ciego guía al ciego. El enemigo
trata de cumplir sus propósitos utilizando diversos medios, según
convenga mejor a las circunstancias y las situaciones de aquellos
que él considera que puede seducir mediante la tentación.
Le digo claramente que los mensajes de su hija Ana no proceden
de Dios. El Señor me ha mostrado esto, y él no miente. Ella puede
decir muchas cosas buenas, y gran parte de lo que diga puede ser
verdad, pero así también hace el enemigo de las almas. La impostura
puede parecerse a la verdad en muchos aspectos. El fruto que se
lleva es lo que da evidencia del carácter...
La historia se repite
En la obra a la que mi esposo y yo fuimos llamados por disposi-
ción de Dios, aun desde el mismo comienzo en 1843 y 1844, el Señor
ha dispuesto las cosas y hecho planes para nosotros, y ha llevado
a cabo sus planes mediante sus instrumentos vivientes. Las sendas
falsas nos han sido señaladas con tanta frecuencia, y los caminos
verdaderos y seguros han sido definidos tan claramente en todas las