Página 86 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
empresas relacionadas con la obra que se nos ha confiado, que puedo
decir con certeza que no ignoro los artificios de Satanás, ni tampoco
los caminos y las obras de Dios. Hemos tenido que imponer intenso
ejercicio a las facultades de la mente, y hemos debido confiar en la
sabiduría procedente de Dios en la dirección de nuestras investiga-
ciones, cuando hemos tenido que repasar las diferentes teorías que
se nos han presentado, y hemos tenido que justipreciar sus méritos y
sus defectos a la luz brillante de la Palabra de Dios y de las cosas
que Dios me ha revelado por medio de su Palabra y de los testimo-
nios, para no ser engañados ni engañar a otros. Sometimos nuestra
voluntad y métodos a Dios, e imploramos fervorosamente pidiendo
su ayuda; y nunca buscamos en vano. Muchos años de laboriosa
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experiencia en relación con la obra de Dios me han familiarizado
con toda clase de movimientos espurios. Muchas veces el siguiente
mensaje me ha enviado a diferentes lugares: “Tengo una obra que
tú debes hacer en ese lugar; yo estaré contigo”. Cuando llegó el
momento debido, el Señor me dio un mensaje para quienes tenían
sueños y visiones falsos, y yo, mediante la fortaleza de Cristo, di
mi testimonio como el Señor me había indicado. Lanzaron contra
mí las más terribles acusaciones, afirmando que venían de Dios,
porque yo me estaba oponiendo a su obra. Dijeron que me sobre-
vendrían tremendas calamidades, tal, como ha profetizado su hija
Ana; pero yo he seguido adelante perfectamente consciente de la
protección de los ángeles celestiales. Durante los 45 años pasados,
he tenido que hacer frente a las pretensiones de quienes afirmaban
haber recibido de parte de Dios mensajes de reproche destinados a
otros. Esta fase del fanatismo religioso ha surgido una vez tras otra
desde 1844. Satanás ha trabajado en muchas formas para afirmar
el error. Algunas de las cosas anticipadas en esas visiones se cum-
plieron; pero muchas otras—concernientes al tiempo de la venida
de Cristo, al fin del tiempo de gracia y a los acontecimientos que
debían ocurrir—resultaron completamente falsas, tal como ha ocu-
rrido con sus profecías y con las de Ana. Sin embargo han procurado
excusar los errores deformando sus declaraciones y dándoles otro
significado, y así han seguido engañando y siendo engañados.
Cuando el Espíritu del Señor obró sobre mí por primera vez, se
me indicó que se me relacionaría con aquellos que pretendían ver
visiones, pero que el Señor no permitiría que yo fuese engañada. Mi