Página 217 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Una advertencia descuidada
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por su obediencia
Muchos de entre ellos han perdido el favor
de Dios. El corazón mismo de la obra quedó congestionado. Por
mucho tiempo, fué dada la advertencia, pero no se hizo caso de ella.
La razón de esta desobediencia, es que el corazón y la mente de
muchos, en Battle Creek, no están bajo la influencia del Espíritu
Santo. Esas personas no comprenden cuánto trabajo queda por hacer.
Están adormecidas.
Id al campo de la mies
Cuando los adventistas del séptimo día se establecen en ciudades
donde ya existe una iglesia grande no están en su debido lugar y
su espiritualidad se debilita más y más. Sus hijos están expuestos a
numerosas tentaciones. Hermanos míos, a menos que seáis impres-
cindibles para el adelanto de la obra en un tal lugar, sería mucho más
prudente que fuerais a un lugar donde la verdad no ha penetrado aún,
y os esforzarais en dedicar vuestra capacidad a la obra del Maes-
tro. Realizad grandes esfuerzos para crear un interés en la verdad
presente. El trabajo hecho de casa en casa es de eficacia cuando es
hecho con un espíritu cristiano. Celebrad reuniones y haced que sean
interesantes. Recordad que esto exige algo más que una predicación.
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Muchos de los que han vivido por largo tiempo en un mismo
lugar pasan su tiempo criticando a los que trabajan por convencer y
convertir a los pecadores. Critican los motivos y las intenciones de
los demás, como si fuese imposible que nadie trabaje desinteresa-
damente en la obra que ellos mismos rehusan cumplir. Constituyen
piedras de tropiezo. Si fuesen a los lugares donde no hay creyentes,
y si allí se dedicasen a ganar almas para Cristo, pronto estarían tan
ocupados proclamando la verdad y socorriendo a los que sufren, que
no les quedaría tiempo para disecar los caracteres, para sospechar
La obra de publicación se estableció en Battle Creek, estado de Míchigan, en 1855;
allí se organizó la Asociación General en 1863; se abrió en 1866, el Instituto de la
Reforma Pro Salud y se edificó el Colegio de Battle Creek en 1874. Debido a todo esto,
muchas familias adventistas del séptimo día se congregaron allí, y ello creó condiciones
desfavorables para la mejor experiencia religiosa. Durante la década transcurrida entre
1890 a 1900, no pocos mensajes de instrucción fueron enviados a los adventistas que
no eran necesarios en Battle Creek, para invitarlos a dispersarse a fin de llevar la luz a
muchas regiones no amonestadas aún. Algunos escucharon el consejo; otros no.—F. P. W.