Página 46 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Nuestra actitud para con las autoridades civile
Algunos de nuestros hermanos han dicho y escrito muchas cosas
que se interpretan como opuestas al gobierno y las leyes. Es un error
exponernos así a una interpretación errónea. No es prudente censurar
continuamente lo que están haciendo los gobernantes. Nuestra obra
no consiste en atacar a los individuos o las instituciones. Debemos
ejercer gran cuidado para no ser interpretados como opositores a las
autoridades civiles. Es verdad que nuestra guerra es agresiva, pero
nuestras armas deben basarse en un claro “Así dice Jehová.” Nuestra
obra consiste en preparar un pueblo que subsista en el gran día de
Dios. No debemos desviarnos y entrar en cosas que estimularán la
controversia, ni despertar antagonismo en los que no son de nuestra
fe.
No debemos trabajar de una manera que nos señale como pare-
ciendo abogar por la traición. Debemos eliminar de nuestros escritos
y expresiones toda declaración que, por sí misma, podría represen-
tarse falsamente y hacernos aparecer como opositores a la ley y al
orden. Todo debe considerarse cuidadosamente, no sea que sentemos
por escrito algo que parezca alentar la deslealtad para con nuestro
país y sus leyes. No se requiere de nosotros que desafiemos a las
autoridades. Vendrá un momento en que, a causa de nuestra defensa
de la verdad bíblica, seremos tratados como traidores; pero no lo
apresuremos por actos imprudentes que despierten animosidad y
disensión.
Llegará el momento en que las expresiones incautas de un carác-
ter denunciador, que hayan sido pronunciadas o escritas negligente-
mente por nuestros hermanos, serán usadas por nuestros enemigos
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para condenarnos. Las emplearán no sólo para condenar a los que
hicieron las declaraciones, sino que las cargarán a toda la organi-
zación adventista. Nuestros acusadores dirán que en tal y tal día,
uno de nuestros hombres de responsabilidad habló así y así contra
la administración de las leyes de este gobierno. Muchos se queda-
Testimonios para la Iglesia 6:394-397 (1900)
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