Página 262 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Capítulo 30—La posición en la oración según las
circunstancias
No hay necesidad de arrodillarse siempre
Debemos orar constantemente, con una mente humilde y con
un espíritu manso y dócil. No necesitamos esperar hasta tener la
oportunidad de arrodillarnos delante de Dios. Podemos orar al Señor
y hablar con él dondequiera que estemo
Carta 342, 1906
.
No hay lugar ni tiempo inapropiados para orar
—No hay
tiempo ni lugar en que sea impropio orar a Dios... En medio de
las multitudes de las calles, en medio de una sesión de nuestros
negocios, podemos elevar a Dios una oración e implorar su dirección
divina, como lo hizo Nehemías cuando presentó una petición delante
del rey Artajerjes.—
El Camino a Cristo, 99
.
Comunión con Dios mientras caminamos y trabajamos
Podemos hablar con Jesús mientras andamos por el camino, y él
dice: Estoy a tu diestra. Podemos comulgar con Dios en nuestros
corazones; podemos andar en compañerismo con Cristo. Mientras
atendemos a nuestro trabajo diario, podemos exhalar el deseo de
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nuestro corazón, sin que lo oiga oído humano alguno; pero aquella
palabra no puede perderse en el silencio ni puede caer en el olvido.
Nada puede ahogar el deseo del alma. Se eleva por encima del trajín
de la calle, por encima del ruido de la maquinaria. Es a Dios a quien
hablamos, y él oye nuestra oración.—
Obreros Evangélicos, 271
.
No es necesario arrodillarse siempre
—No siempre es necesa-
rio arrodillarse para orar. Cultivad la costumbre de conversar con el
Salvador cuando estéis solos, cuando andéis o estéis ocupados en
vuestro trabajo cotidiano.—
El Ministerio de Curación, 408
.
La congregación se arrodilla después de ponerse de pie para
consagrarse a Dios
—El Espíritu del Señor descansó sobre mí, y
se reveló en palabras que me fueron dadas. Pedí a los presentes
que sentían el llamado del Espíritu de Dios, y a los que estaban
dispuestos a comprometerse a vivir la verdad, a enseñarla a los
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