Página 421 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Los diezmos y ofrendas
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martirio, podrán entonces dominarnos ni poner obstáculo a la gran
obra.
“Ven, oh alma mía, al Calvario”.
Observa la humilde vida del Hijo de Dios. Él fue “varón de
dolores, experimentado en quebranto”.
Isaías 53:3
. Contempla su
ignominia, su agonía en el Getsemaní, y aprende lo que es abnega-
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ción. ¿Estamos padeciendo necesidad? También la padeció Cristo, la
Majestad del cielo. Pero su pobreza era por causa nuestra. ¿Nos con-
tamos entre los ricos? Así se contaba él también. Pero consintió por
causa nuestra en hacerse pobre, para que por su pobreza pudiésemos
ser hechos ricos. En Cristo tenemos la abnegación ejemplificada. Su
sacrificio consistió no meramente en abandonar los atrios reales del
cielo, en ser juzgado por los hombres perversos como un criminal y
declarado culpable, en ser entregado a la muerte como malhechor,
sino en llevar el peso de los pecados del mundo. La vida de Cristo
reprende nuestra indiferencia y frialdad. Estamos cerca del tiempo
del fin, cuando Satanás ha bajado con grande ira, sabiendo que le
queda poco tiempo. Está trabajando con todo engaño de injusticia en
aquellos que perecen. Nuestro gran Jefe ha dejado la guerra en nues-
tras manos para que la prosigamos con vigor. No estamos haciendo
una vigésima parte de lo que podríamos hacer si estuviéramos des-
piertos. La obra se demora porque hay amor a la comodidad y falta
el espíritu abnegado del cual Cristo nos dio ejemplo en su vida.
Se necesitan colaboradores de Cristo, hombres que sientan la
necesidad de ensanchar los esfuerzos. La obra de nuestras prensas
no debe disminuir sino duplicarse. Deben establecerse escuelas en
diferentes lugares, para educar a nuestra juventud y prepararla para
trabajar a fin de que la verdad progrese.
Ya se ha malgastado muchísimo tiempo, y los ángeles llevan al
cielo el registro de nuestra negligencia. Nuestra condición letárgica y
nuestra falta de consagración nos han hecho perder preciosas oportu-
nidades que Dios nos envió en las personas que estaban capacitadas
para ayudarnos en nuestra necesidad actual. ¡Oh, cuánto necesitamos
a nuestra Ana Mor
para ayudarnos en este tiempo a alcanzar otras
Ana More, misionera de experiencia en África, al hacerse adventista del séptimo
día mientras se hallaba en servicio misionero, perdió el sostén de la junta misionera que