Página 550 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Todo esto puede ser una bendición para otros, si ellos se colocan
en un lugar donde puedan representar correctamente la religión de
Cristo. Pero ha habido más empeño en poner énfasis en la apariencia
de las cosas materiales, para satisfacer la mente de los pacientes
mundanos, que en mantener una conexión viviente con el cielo, y
orar y velar, para que este instrumento de Dios pueda tener éxito
total en la obra de hacer bien al cuerpo y también al alma de los
seres humanos.
¿Qué podría decirse y qué podría hacerse, para detectar la con-
vicción en los corazones de todos los que se relacionan con esta
importante institución? ¿Cómo podrían ser inducidos a ver y sentir
el peligro de tomar decisiones equivocadas, a menos que diariamente
tengan una experiencia viviente en las cosas de Dios? Los médicos
se encuentran en una posición desde la que pueden ejercer influencia
de acuerdo con su fe, y así pueden manifestar un poder modelador
sobre todos los que se relacionan con la institución. Este es uno de
los mejores campos misioneros que hay en el mundo, y todos los que
ocupan puestos de responsabilidad han de familiarizarse con Dios
y recibir constantemente la luz del Cielo. Nunca en la historia del
sanatorio hubo un período tan importante como el presente, jamás
hubo tanto en jueg
. Nos rodean los peligros de los últimos días.
Satanás ha descendido con gran poder y trabaja con todo el engaño y
la injusticia de los que perecen porque sabe que le queda poco tiem-
po. Ahora debe brillar la luz de nuestras palabras y comportamiento,
con un resplandor mayor aún si cabe, sobre la senda de los que se
encuentran en tinieblas.
Hay algunos que no son lo que el Señor desearía que fueran. Son
bruscos y duros, por lo que necesitan la influencia suavizadora y
subyugadora del Espíritu de Dios. Nunca parece conveniente tomar
la cruz y seguir por la senda de la abnegación, y sin embargo esto
debe hacerse. Dios desea que todos reciban su gracia y su Espíritu
para que sus vidas despidan fragancia. Algunos son demasiado
independientes, demasiado autosuficientes, y no buscan el consejo
de los demás como es necesario.
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El lector deberá recordar que el presente Testimonio fue escrito a inicios de la
década de los años ochenta del siglo XIX.—
N. del T
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