Página 106 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
“Las rápidas respuestas en los ejercicios de revisión testificaban
del gran interés manifestado en el trabajo por clases, y demostraban
que muchas verdades valiosas se habían fijado en las mentes y los
corazones de los niños. Cuando los niños regresaban a sus hogares,
los padres se sorprendían de oírlos repetir la lección completa. Mu-
chos padres expresaban de diferentes maneras su aprecio por la obra
que se había hecho por los hijos y se lamentaban que las reuniones
debieran terminar tan pronto.
“Varios maestros de escuelas dominicales asistieron a las reunio-
nes y declararon que estaban muy complacidos y que se habían
beneficiado con el trabajo realizado. Algunas veces los padres ve-
nían con sus niños y parecían tan interesados como los niños mismos.
Otros, aunque no estaban de acuerdo con nuestra manera de ver las
cosas, se tomaron el trabajo de vestir adecuadamente a sus hijos y
les permitieron asistir. Algunos padres comentaron que aunque no
sabían lo que habíamos hecho con sus hijos, una cosa era evidente:
los niños querían venir a las clases y no podían retenerlos en casa.
Algunos de los niños venían de lugares retirados, y tenemos razones
para creer que mucha de la semilla sembrada cayó en terreno fértil”.
* * * * *
La buena semilla sembrada en estas reuniones no debería dejarse
perecer por falta de atención. Muchos padres se alegrarían si las
instrucciones impartidas a sus hijos en los congresos campestres
continuaran. Con gusto los enviarían a una escuela donde se enseña-
ran y practicaran los mismos principios. Cuando el interés de padres
e hijos se despierta, es una oportunidad dorada para establecer una
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escuela para continuar la obra empezada en el congreso campestre.
A medida que aumentan los creyentes y se organizan iglesias,
dicha escuela será de gran valor para promover la permanencia y
estabilidad de la obra. Los obreros que trabajan en nuevos lugares
no deben sentirse libres para dejar sus campos de labor hasta que se
hayan provisto las instalaciones y equipos necesarias para las iglesias
bajo su cuidado. No solamente debe construirse una sencilla casa
de adoración, sino que también deberían hacerse todos los arreglos
necesarios para el establecimiento permanente de una escuela de
iglesia.